viernes, enero 17, 2020

Madrid tuvo el MOBILE en 1995 y luego lo despreció.

Cuando se llamaba GSM World Congress se celebró en Madrid. Era el año 1995 y, entonces, lo que hoy en día es el Mobile se iba celebrando esporádicamente en ciudades diferentes en busca de un sitio para quedarse.

Pueden comprobarlo en la propia página de la GSMA:
https://www.gsma.com/aboutus/history

Luego de Madrid vino Cannes hasta que se mudó a Catalunya en el 2006.

O sea, Madrid tuvo la ocasión de quedárselo, pero su incompetencia hizo que el año siguiente se organizara en Cannes.
Prefirieron el SIMO.
Tal cual, la capital de España había hecho entonces una opción clara y decidida por la feria de informática SIMO, confiando en que los móviles no interesaban y que el futuro no eran estos dispositivos sino los ordenadores. Durante aquellos años los móviles no eran ni mucho menos las grandes herramientas tecnológicas que son hoy, y la gran novedad de aquel año fue la presentación de los primeros móviles que podían enviar SMS. Así que la Comunidad de Madrid despreció el GSM World Congress y los dispositivos móviles y apostó por el SIMO y el futuro de los ordenadores y la informática.
Una decisión que el costó miles de millones...
A eso le llamo visión de futuro...

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Castilla desprecias cuanto ignoras

Anónimo dijo...

En Madrid que hagan la feria internacional de fachas y de nazis. Cada cual se tiene que dedicar a lo que de más entiende.También la feria de procesiones de semana santa, de Abril, de romerías, de tauromaquia y de bocadillos de calamares. Y por último la feria de jueces corruptos.

Anónimo dijo...

Esto que han dicho de robarnos el Mobile supongo que hará reflexionar a más de un unionista. Por ejemplo taxistas y dueños de bares y restaurantes o simplemente camareros y cocineros de estos restaurantes. También reflexionar a un montón de empresarios unionistas que todavía se creen que ESpaña les quiere. Ahora no se trata de defender temas identitarios y culturales, sinó que se trata de defender el pan nuestro de cada día, y el pan de todos. Si nos quitan negocio nos lo quitan a todos tanto independentistas como unionistas. El mensaje de que os vamos a robar, está dirigido a todos nosotros, tanto a los independentistas como unionistas.
Primero robaron a un vecino que vivía 3 calles más arriba y no hice nada, después robaron al vecino de al lado y tampoco hice nada. Al final me robaron a mi y me quede en bragas y no pude hacer nada.

ART dijo...

El problema es que el unionismo español en Cataluña es como una religión en todos los sentidos. Es un acto de fe. Roza el fanaticismo. Y también viene de ser inculto. Y entonces, da igual que los madrileños nos quieran quitar el Movile, o que los españoles hagan boicots contra los productos catalanes, o que tú pagues peajes y los madrileños no, o que ellos paguen menos peajes que tú. Que da igual lo que tengan delante, que su fanatismo no deja ver lo que tiene delante. Es patético. Ahora mismo, en Cataluña sólo hay dos tipos de unionistas en Cataluña. El botifler que sabe que estar en España perjudica a Cataluña, pero que defiende España porque él gana dinero con ello (Ciertos empresarios, periodistas, o funcionarios por ejemplo), y el unionista que lo es, porque es tan retrasado como para no ver que el resto de los españoles quieren joderle para robarle, y porque son anticatalanes. Sólo hay dos unionistas, Botiflers, y retrasados. Los antiguos unionistas de buena fe, hace tiempo que ya son independentistas. Y convertir religiosos en ateos es bastante complicado. No se van a hacer independentistas por eso. Son como esas ovejas que se creen que el pastor es su amigo, aun que les marquen con un hierro candente, y haga desaparecer a sus hijos.

EP dijo...

Por cierto el alcalde de Madrid que dejó marchar el Mobile en 1995 pq no le pareció que tuviera futuró fue Alvarez del Manzano de PP, el mismo visionarió que dejó escapar una feria que habria engrandecido su feria es el que ahora preside IFEMA.
Premian al que la cagó dandole la presidencia.
Madrid premia la incompetencia.