Colau, los Comuns y todo lo que representa el unionismo es miseria y muerte.
Donde pisa Colau no crece la hierva.
En una Catalunya sin el genocida expolio de 16.800 millones euros al año, no habría ni una persona durmiendo en las calles. Pero los Comuns prefieren miseria que independencia.
Según la fundación Arrels, una quinta parte de las personas que viven en la calle en Barcelona, el 22% del total, han comenzado a hacerlo en el contexto de la pandemia por covid-19. Antes del pasado mes de marzo no habían vivido al raso, lo que pone de manifiesto que hay carencias en el sistema de prevención y protección social en el ayuntamiento de la Colau. En el contexto de pandemia, el sistema ha seguido fallando a pesar de la llamada al confinamiento, y hay muchas personas que han perdido su casa y se han sumado a las personas que ya se encontraban en esta situación.
Las personas que han empezado a vivir en la calle desde el inicio de la covid-19 hace, de media, 4 meses que están en esta situación. Este tiempo de estancia en la calle puede parecer corto en relación a trayectorias mucho más largas pero se traduce en un grave y rápido deterioro de la situación de la persona. Además, esas personas que se han quedado sin trabajo y hogar tiene dificultades para acceder a los servicios sociales y obtener una respuesta rápida ya que en el ayuntamiento todo el mundo hace teletrabajo...
La pandemia por covid-19 ha agravado la situación de las personas que viven en la calle en Barcelona y las mujeres han sido especialmente afectadas: más de un 60% afirman que están peor que antes del inicio de la pandemia (un 45% entre los hombres). También las personas migradas de países extracomunitarios (un 52%). Durante las entrevistas, las personas que viven en la calle han explicado que los principales motivos para estar peor son la pérdida de trabajo o las dificultades para encontrar uno, tener menos ingresos, la falta de vivienda, las dificultades para pedir ayuda o el aislamiento social vivido en el contexto del estado de alarma.
La mitad de las personas encuestadas -según Arrels- tienen dificultades para alimentarse con comidas calientes (el 52%), para hacer trámites de documentación (el 51%) o encontrar sitios donde descansar durante el día (el 47%). También les cuesta, incluso, contactar con su referente social (el 46%), acceder a roperos donde cambiarse la ropa (el 45%) o a servicios de higiene (el 42%). Es decir, la rica Colau las ha abandonado en la miseria.
21 personas que vivían en la calle han muerto durante la pandemia
Tener que vivir en la calle supone un esfuerzo constante para la persona y la expone a muchos riesgos que deterioran su estado de salud y acortan los años de vida. Vivir en la calle es peligroso todo el año y, a lo largo de los 365 días, se suceden días de frío intenso, de lluvia o con temperaturas muy elevadas; agresiones físicas y verbales; largas distancias para desplazarse cada día entre los recursos, etc. La pandemia por covid-19 ha evidenciado y agravado los riesgos que sufren las personas que viven en la calle.
Desde el 14 de marzo del año pasado —cuando se decretó el estado de alarma— y hasta la actualidad, 21 personas que vivían en las calles de Barcelona han muerto. La más joven tenía 22 años y la mayor tenía 71. De estas 21 personas, 17 han muerto directamente en la calle. Los motivos no son directamente la covid-19 pero el contexto de pandemia sí está presente. En abril, en pleno confinamiento estricto, tres personas que vivían en la calle fueron víctimas de homicidios violentos. Otros dos hombres murieron pocos días después del inicio de la pandemia y en octubre a causa de otras violencias. Y estos primeros días del 2021 y de frío intenso, otras tres personas han muerto mientras dormían al raso.