jueves, septiembre 04, 2014

España cosecha una balanza de pagos negativa en el primer semestre...

Hay quien dice que lo de exportar o importar es irrelevante. 
Los que opinan que es bueno exportar, al menos no se pierden puestos de trabajo si se vende al extranjero, aunque sea a precio de coste...
Y el importar más puede significar que el españolito gasta más...
PUES NO...
España registró un déficit en la balanza de pagos de -9.931 millones de euros en el primer semestre del año, 10 veces más que en el mismo período de 2013. El agujero exterior creció como consecuencia del frenazo de las exportaciones, tras avanzar apenas un 0,5% interanual, y el fuerte incremento de las importaciones (5,3%).


Este indicador es clave a la hora de medir la verdadera fortaleza de la economía nacional. No en vano, el gran déficit exterior acumulado en el pasado resume en buena medida la presente crisis. España vivió de prestado durante largos años, acumulando una ingente deuda externa para mantener su nivel de consumo e inversión -su nivel de vida-. Entre 2002 y 2007, España fue acumulando un creciente déficit exterior, ya que, si bien las exportaciones crecían, las importaciones lo hicieron mucho más, con lo que la deuda externa fue en aumento.

Este desequilibrio se reflejó en un indicador muy concreto, el déficit por cuenta corriente, que en 2007 alcanzó un récord histórico próximo al 10% del PIB. Es decir, el conjunto del país precisó ese año una financiación exterior cercana a 100.000 millones de euros para sufragar su nivel de consumo e inversión. Sin embargo, tras el estallido de la crisis, y por primera vez desde la entrada en el euro, empezó a registrar superávit por cuenta corriente, lo cual significa que dejó de pedir prestado al exterior, presentando incluso capacidad de financiación para comenzar a amortizar su deuda externa.

Por ello, que el déficit vuelva a aumentar es un clara señal de debilidad. Por un lado, las exportaciones de bienes se han estancado.
Por otro lado, si bien es cierto que el incremento de las importaciones ilustra la recuperación del consumo interno, que lo haga a este ritmo, pese a registrar casi seis millones de parados y una abultada capacidad productiva ociosa, no es una señal positiva, ya que significa que España tiene que volver a endeudarse con el exterior para cubrir su demanda nacional.

El aumento del gasto interno no se traduce en una mayor producción interna, sino en un aumento de las importaciones, lo cual significa que España consume más de lo que produce y, por tanto, tiene que endeudarse con el exterior para poder financiar la diferencia. El repunte de la demanda interna podría ser positivo si, al mismo tiempo, aumenta la producción nacional en la misma cuantía o más, pero éste no es el caso, tal y como indica el creciente déficit comercial.


EN FIN...
La balanza de pagos española se alimenta de bienes y turismo.
Veremos como termina en 2014, de momento, de enero a junio, es negativa en -9.931.000.000 de euros (recuerden que el año pasado fue positiva en 7.965 millones) y posiblemente lo será más debido al mal tiempo veraniego de julio y agosto y al boicot ruso.

En todo caso, España sigue en la tormenta perfecta...



España no ha cambiado su modelo productivo. Con suerte será un país de camareros...

El modelo de crecimiento de España sigue asentado sobre las ruinas que dejó atrás la burbuja crediticia y, por tanto, el sistema productivo sigue más o menos igual desde entonces, a pesar de que se han registrado ciertos avances positivos.

En 2008, se vino abajo el insostenible modelo productivo español, basado en una hipertrofiada industria de la construcción alimentada a base de endeudamiento exterior. Durante la burbuja, España financió su nivel de consumo e inversión con una creciente deuda externa que, básicamente, se destinó a la construcción de vivienda sobrevalorada artificialmente por la política ultraexpansiva de la banca central.

Desde entonces, no ha habido cambio de modelo alguno: el valor añadido anual de la construcción y de las actividades financieras se ha desplomado en 80.000 millones de euros, mientras que el de la agricultura, la industria, las telecomunicaciones o los servicios profesionales, lejos de subir, han caído en otros 10.500 millones de euros. Sólo la hostelería, el comercio, el transporte o las actividades recreativas han compensado parcialmente tal desplome con un aumento de su valor añadido anual de 13.000 millones de euros.

Es decir, en 2013, España todavía no había encontrado reemplazo alguno para el modelo productivo de 2008, ya que no han surgido nuevas actividades y empresas capaces de generar los cerca de 80.000 millones de euros de valor añadido anual que han desaparecido tras el estallido de la crisis.

La economía nacional, por tanto, se mantiene a grosso modo instalada en las ruinas de la burbuja, de forma que cualquier incremento significativo del gasto interno únicamente nos permite aumentar aquello que estábamos capacitados para producir: ladrillo. Es decir, volver a 2008, a la burbuja inmobiliaria.

Sin embargo, dado que los españoles están muy endeudados y no desean gastar más en ladrillo, la mayor demanda interna se filtra, necesariamente, hacia las importaciones -producción exterior que sí es demandada, pero no producida, por los españoles-. España compra más fuera, pero sin vender más fuera, con el consiguiente incremento de la deuda externa en lugar de acelerar su devolución mediante la generación de un creciente superávit comercial.

España seguirá viviendo de prestado, dependiendo de la financiación externa, mientras el modelo productivo no cambie de forma sustancial para exportar más o para producir dentro parte de lo que ahora importamos.

Y mientras, Rajoy dice que la consulta no puede hacerse, no habrá consulta...

4 comentarios :

ART dijo...

¡Que dices Jordi!. ¿No se había acabado la crisis?. ¿No somos el motor de Europa, y sin nosotros, Europa estaría en recesión?. No debería leer tanto el ABC.

ART dijo...

Muy buen artículo.

Les veritables conseqüències legals de desobeir el Tribunal Constitucional

Anónimo dijo...

Sant Andreu.

Buen artículo Jordi. La balanza de pagos negativa es un síntoma de la enfermiza economía española. La deuda imparable es otro de los síntomas. España no tiene tejido productivo ni relevo para la construcción.

ART dijo...

Para entender un poco de eso que has puesto, y mucho mas cosas interesantes podéis ver vídeos de ayer de Sala y Martin en el programa Divendres.

Parte 1
Parte 2
3