España continúa en su tormenta perfecta...
Ahora viene otra para quedarse...
DEFLACIÓN
La deflación es peligrosa porque, por un lado, con ella las deudas valen más, dado que hace que el valor del dinero aumente. Y, al mismo tiempo, suele hacer que la oferta, es decir, la producción de bienes, disminuya, porque frena el consumo. En otras palabras: afecta negativamente a la oferta y a la demanda. Es a menudo un signo de que una economía está muy débil y no puede producir a los niveles anteriores a una crisis.
La deflación es mala como síntoma, porque demuestra que una economía está deprimida, y por lo que revela de las dinámicas del endeudamiento.
¿Qué efectos puede provocar?
Cuando los precios caen de forma brusca, muchos ciudadanos deciden posponer sus compras, a la espera de que las empresas hagan mejores ofertas. Esto puede provocar un círculo vicioso en el que la falta de consumo provoca despidos, que restan poder adquisitivo a los ciudadanos y que obliga a los comercios a rebajar todavía más el precio de los bienes, agravando la situación inicial. Como las empresas rebajan sus márgenes, caen los salarios y bajan los ingresos públicos, en términos nominales, también se hace más complicado devolver la deuda externa. Esta deuda, en términos netos, supone casi el 100% del PIB en el caso español.
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