Los éxitos de la Fira de Barcelona molestan en Madrid.

Ifema se construyó con la intención de arrebatarle a Barcelona uno de sus activos más preciados: la capacidad comercial, el manejo del muestrario, la venta allende fronteras políticas, sentimentales y hasta futbolísticas… Ya entonces participaron algunos catalanes ilustrados. Por más que en Madrid se interprete Catalunya como un todo, ni lo es ni lo será, ni en la salud ni en la enfermedad, ni hoy ni si algún día por venir tiene otra fisonomía su geografía política. Por eso es tan fácil maniobrar cuando se le quiere copiar lo interesante, como se hizo al alumbrar Ifema.

De aquella Institución Ferial de Madrid (Ifema) que contribuyeron a crear Francesc Sanuy y Adrián Piera, queda poco. Bueno, un gran palacio de congresos y un metro rápido y bien conectado con el centro y el aeropuerto. Del resto, lo más relevante que queda es el encuentro internacional Fitur. Incluso ya no es lo que era y salvo en los años de desfase económico, es una feria venida a menos. Agustín Cordón, director general de Fira de Barcelona, dijo no hace mucho que no cambia la feria profesional del turismo más importante del mundo, EIBTM, por sus siglas en inglés, por el Fitur madrileño de marras.

Nueva Fira Barcelona.

A Madrid le gustaría tener para su feria de las vanidades un director general como Cordón. Ha sido capaz de reconvertir una parte importante de la feria barcelonesa. Y eso que no fue fácil durante años por los mamporros que se cruzaron socialistas y convergentes a cuenta de Fira de Barcelona. Una vez conjurado ese temor, todos con una silla razonable en la institución, lo cierto es que de las ferias internacionales de muestras del siglo XX hemos pasado a otro concepto sin dejarnos la camisa. Y Barcelona ha sido más hábil que Madrid en eso. De algo tienen que servir tantos años de comercio, actividad portuaria y otros muchos rasgos históricos que caracterizan nuestra idiosincrasia.

Hoy que todo se vende por Internet y las ferias son un modelo de venta con los días contados, Cordón y su equipo se han inventado la feria de los móviles. Y eso, con el visto bueno del todopoderoso aragonés presidente de Telefónica, César Alierta, auténtico valedor de la capitalidad mundial del móvil para Barcelona. Un éxito que escuece entre la competencia.

Ferias subvencionadas y vacías en IFEMA...

Cordón se queja de que pese a tener casi todo a su favor, incluso la bendición del Ministerio de Industria, ha sido incapaz aún de ablandar al titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. Quisiera el directivo unas exenciones fiscales para los patrocinadores equivalentes a las que logró el tándem Enrique Lacalle-Josep Sánchez Llibre para el Salón del Automóvil cuando ese certamen estaba en coma profundo. O las que se han conseguido para las grandes celebraciones hípicas (factoría Carles Vilarrubí) que tendrán lugar en España, una de ellas en Barcelona, por su mero carácter internacional.

No será fácil. En la actitud refractaria del Ministerio de Hacienda subyace por un lado los celos que provocan el éxito incuestionable de un modelo de feria frente al de la capital española y, por otro, la actitud arrogante del ministro Montoro de no ceder ni un ápice con estos catalanes pedigüeños hasta que se aclaren sobre qué quieren y cómo de España. Sean de la feria, del ayuntamiento o de la iglesia adventista del séptimo cielo, catalán of course.

Cordón deberá volverse adicto a la tila, porque Montoro no es empresa fácil. La razón resulta insuficiente para obtener los beneficios fiscales en una actividad cargada de futuro. No es culpa suya, los vientos no son favorables y el personaje que tiene enfrente es de los que carga de razones a sus adversarios. Paciencia, porque si les jode, no estamos tan mal, que dijo aquel poeta del champán francés desaprovechado…

(Fuente: http://www.economiadigital.es)