Aquí, aquí y aquí los otros tres.
Nadie quiere hablar de ello, pero lo sabe todo el mundo y es profecía. Cuando Catalunya se vaya, el País Vasco no tardará ni cinco minutos en hacer lo mismo. ETA acaba de dar un paso definitivo anunciando un desarme unilateral, previendo los tiempos hiperacelerados y creativos que se acercan. Le es igual lo que haga Madrid, porque todo el mundo ha entendido que el ejecutivo, ensimismado, ni quiere dialogar ni se encuentra en condiciones de imponer nada, y lo harán ante representantes internacionales. "ETA quiere entregar su arsenal de armas pero el gobierno no se lo facilita", titulaba Eldiario.es . El terrorismo ha sido durante treinta años la bicoca del unitarismo de España y ahora que no hay se encuentran desorientados y sin argumentos.
Inmediatamente, las Islas y Valencia entrarán en ebullición. Estos territorios son gobernados por el PP y ahora parecen mayoritariamente unionistas, pero las cosas pueden cambiar con cierta rapidez, como se ha demostrado en el Principado. Bielorrusia no había pensado en dejar la Unión Soviética ni Macedonia a separarse de Yugoslavia, pero si el sistema se descompone es evidente que valencianos y baleares no son Corona de Castilla.
Por más del PP que sea, el gobierno valenciano, arruinado por el drenaje fiscal que debe soportar, ha pedido una reforma del estatuto que los compañeros de Madrid le niegan. Las Islas aún viven un maltrato más encarnizado. Si hay un territorio que vea España desde la distancia es el balear, a pesar de lo que vote. En ambos países hay, además, una vertebración nacional sólida, con entidades que reúnen a cientos de miles de personas, que se constituirán en seguida en referente: Acción Cultural y Obra Cultural, Escola Valenciana y Stei ..., sin mencionar grupos políticos consecuentes.
Es evidente que Madrid no podrá tratar los Países Catalanes que queden bajo su jurisdicción con la arrogancia y el desprecio de ahora. España tendrá que hacer "bondad" para las comunicaciones con Europa se le pueden complicar mucho: no puede pagar el ansiado corredor central y, sea como sea, le costará veinte años de su construcción, y quizás aún más que Francia enlace. Catalunya tendrá tanques y, si quiere, submarinos que floten, de manera que deberán practicar las buenas maneras diplomáticas. Baleares y valencianos se irán distanciando de una España castellana que, como más irá, más histérica y depredadora será. Con una Catalunya libre, habrá un camino trazado y una referencia. Podrán integrarse o iniciar una tercera vía, pero seguro que las cosas no continuarán como hasta ahora y cualquiera de las posibilidades ensanchará la brecha con la Meseta. Una cosa es segura: que vaciarlos alegremente la cartera año tras año será cada vez más difícil, lo que reducirá la recaudación del estado.
Navarra habrá entrado también en un debate sobre si le conviene más mirar hacia el sur o hacia el oeste, y es evidente que más allá del Ebro se le presentará un paisaje desolado. Galicia y Canarias también se cuestionarán a sí mismas. El proceso puede durar años y los resultados son inciertos, pero parece obvio que la inestabilidad y la falta de horizontes desatarán una convulsión notable.
Paralelamente, los índices económicos y sociales españoles caerán en las posiciones de cola europeas y por debajo de muchos países todavía considerados del tercer mundo. Las finanzas, no hace falta decirlo, vivirán un trastorno prolongado. En el momento que Catalunya se guille, lo que quede con Madrid de capital perderá interés para los inversores y la bolsa decrecerá. De hecho, vivirá una sacudida mucho antes, quizás en el momento que se vote el referéndum, y no hace falta decir que si a la casta gobernante se le ocurriera cualquier acto de fuerza, los parqués se desplomarían como castillos de naipes. Cuando Rusia atacó Georgia en 2008, las acciones bélicas no las detuvo el Ministerio de Defensa, sino el de Finanzas, porque el estado se desplomó en los mercados internacionales .
En el momento que Catalunya vuele libre, si no antes no sólo comenzará un periodo de disensiones en el que los territorios se cuestionarán si deben permanecer en una olla de grillos, que es una constante en la historia de la piel de toro, los españoles mismos entrarán en una crisis política e identitaria que superará la que vivieron con la liberación de Cuba. Conservadores y progresistas -carlistas y liberales-, las dos Españas de siempre, se acusarán mutuamente del desastre, los partidos actuales se esbozarán y la estructura reventará por todas las costuras. De hecho, el proceso ya ha comenzado, el estado entero es puesto en cuestión y todas las instituciones flaquean: la monarquía, los tribunales de justicia, los grupos y los políticos individualmente, el banco emisor, la credibilidad de la prensa y los portavoces institucionales...
España, además, tiene una gangrena que ha podido pasar desapercibida y que es la causa de buena parte de los males: una casta extractiva que chupa los recursos del estado desde hace siglos y que no sabe producir. Desorientado por unos medios de comunicación que construyen una realidad a medida ( véase Madrid 2020), el país se mueve sobre una base pantanosa porque casi todos los argumentos que sustentan el sistema de valores son trucados.
El "milagro español" , tan cacareado, fue ficticio en buena medida: se debió al fondo que le llegaba de la Unión Europea y en el expolio fiscal de Catalunya, 90.000 millones y 300.000 millones, respectivamente. La casta depredadora se ha metido el milagro en el bolsillo y ahora no tienen ni recursos ni un sistema productivo eficaz que no se han preocupado nunca de construir. Como el económico, todos los milagros que han ido anunciando en treinta años son abonados por la propaganda: la transición, la restauración borbónica, los quinientos años -o tres mil- de unidad indestructible, la constitución, la democracia y todo...
Sin el Principado, la deuda externa se lo comerá todo, el desempleo crecerá aún más, los mercados desconfiaba y el estado quebrará. La crisis general subsiguiente les dejará desorientados por muchos años. España, lo que quede, será insoportable .
5 comentarios :
¡¡¡Que miedo!!!. Eugeni Casanova me lee el pensamiento. Lo voy a denunciar porque vulnera mi intimidad.
En el primer link te falta un :
Gràcies!
Pues a mi me molesta. Yo quiero que Madrid y España sigan con la misma deria del españolismo. Quiero que no se rompa, que luchen por su - hasta hoy - españolismo o patriotismo, y que se comprometan con los extremeños, andaluces, asturianos, etc..
Quiero ver a Madrid sufriendo por mantener lo que han criado.
Ya, ya lo se, estos serán los primeros de pirarse, pero me gustaria que hubiera un juez internacional que les obligue a mantener sus proclamas.
Soy un romántico.
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