domingo, septiembre 16, 2012

El periódico ABC vuelve a mentir.

DESMONTANDO ABC (el periódico, 8º en España, que tiene las mismas ventas que La Voz de Galicia y que está por detrás, incluso, de Sport, La Vanguardia y Mundo Deportivo entre otros)

Sigue el odio y las falacias del panfleto ultraderechista y nacionalista español de la meseta.
Tal como en la anterior entrega (ver label de ABC) desmontaré semejante colección de sandeces. Está claro que en Madrid tienen miedo, miedo de que España quede como un país residual, decadente y miserable.

Dice el ABC:
Con una caída del PIB de entre el 20 y el 25 por ciento, la Cataluña independiente pasaría a generar una riqueza anual de 160.000 millones de euros, 50.000 menos que en la actualidad. La renta per cápita se desplomaría muy por debajo de la actual media de la Unión Europea, y todavía más por debajo de la media de la zona euro.


Mentira quien perdería el 25% del PIB sería España, es más, también perdería el de la parte proporcional de PIB que corresponde a los productos españoles que compra Catalunya, es probable que España perdiera entre un 30 y un 35% del PIB.

El ABC sigue con mentiras como: 
La caída del PIB vendría motivada por varios factores: pérdida de competitividad empresarial, porque sus productos y servicios se encarecerían al tener que pagar aranceles para cruzar sus fronteras al no pertenecer a la UE, que junto con el mercado español representa no menos del 80 por ciento de las ventas del tejido productivo catalán; habría un «efecto rechazo» en España frente a productos y marcas catalanes; habría una fuga de empresas para no verse perjudicadas, con la consiguiente pérdida de tejido productivo y de empleo... Solo por el sobrecoste de aranceles y trámites administrativos, algunos especialistas calculan que el precio de los productos exportados por Cataluña a España y al resto de Europa podría encarecerse en torno a un 15 por ciento.
Al empobrecimiento habría que imputarle también el coste de salirse del euro y tener que crear una nueva moneda cuya depreciación sería drástica. Eso supone, de forma adicional, un empobrecimiento rotundo de la economía general y del bolsillo de los ciudadanos. Y Cataluña tendría que seguir pagando sus deudas en euros.

Mentira, no se encarecerían los productos, al contrario, al estar fuera de la UE, no se aplicaría el IVA, por lo tanto, en un principio, serían un 21% más baratos. También habría un efecto rechazo de los productos españoles, por lo que Catalunya subiría la demanda interna o compraría en países con los que mantendría balanzas comerciales. Suiza no está en la UE y todo el mundo compra sus lápices y su chocolate, Noruega no está en la UE y todo el mundo compra su pescado, su gas y su petróleo.

No se justifica la fuga de empresas y más si contamos que Barcelona es atractiva para la inversión extranjera, a pesar de la falta intencionada de infraestructuras, por parte del gobierno español hacia Catalunya, las empresas de fuera vienen a Catalunya por su logística, biotecnología y cultura. La marca Barcelona es reconocida en todo el mundo, siendo la 5ª ciudad de Europa preferida para hacer negocios (por encima de Madrid que es la 8ª) y la sexta del mundo en organización de reuniones internacionales, su FIRA vuelve a ser la primera de España.
La  nueva moneda saldría en un principio con la misma paridad que el euro. Ya se vería si sufriría depreciación. Y ya se vería también si sería necesario tener nueva moneda. Recordar que en Panamá, Ecuador y El Salvador su moneda oficial es el dólar. Bahamas, Bermuda, Arabia Saudí o Hong Kong con un tipo fijo respecto al dólar estadounidense (Bielorusia ha anunciado su intención de establecerlo). Lituania, Letonia y numerosos países africanos tienen sus monedas ligadas al euro.  En concreto, Montenegro (no está en la UE), tiene el euro como moneda oficial igual que Andorra, Monaco, San Marino y el Vaticano).

En todo caso si tienes moneda propia puedes devaluarla para hacer más baratas tus exportaciones.



La caída del PIB provoca un recorte paralelo de la recaudación por impuestos y cotizaciones. Entre lo que la Generalitat calcula que ingresa por impuestos que tiene cedidos y lo que sus estudios dicen que recauda el Estado en Cataluña, la capacidad actual de recaudación ronda los 77.000 millones de euros. Una cuarta parte menos supondría perder 17.300 millones de euros al año. La «caja» de una Cataluña independiente pasaría a tener una recaudación de menos de 60.000 millones de euros.

Mentira, primero porque no habrá caida de PIB y segundo porque la población activa de Catalunya es de 3.900.000 de los cuales trabajan 3'2 millones (el 42% de toda la población). En España es 17'5 millones de personas trabajando (el 37% de la población).
Los números nos dicen que el problema actual de Catalunya es el paro provocado por el expolio español, en cambio, el de España, es su desgobierno.

Un ratio de 42% de gente pagando impuestos y cotizando se parece mucho al 46% de Francia. En cambio, España, sin Catalunya, tendría un lamentable 36%. Por lo tanto, quien tendría el problema sería la España residual que dejaría de recaudar los 200.000 millones de euros (no 77.000 millones que dice ABC) del PIB catalán (según la Generalitat y el Financial Times). El mismo PIB que Irlanda, Portugal, y por encima de Ucrania, Nueva Zelanda y hasta 130 países más. Catalunya sin las sucias manos de España es y será un país rico.




Entre lo que la Generalitat gasta ya para sostener su sector público autonómico y lo que el propio Gobierno catalán dice que costea el Estado en infraestructuras y servicios que presta en Cataluña -infravalorado según diversos expertos-, si fuera un país independiente tendría que soportar un gasto público de unos 77.000 millones de euros. Pero debería asumir gastos nuevos, que el estudio de balanzas fiscales de la Generalitat obvió. Entre ellos, uno tan grueso como el de crear su ejército, dotarlo de armamento, formar sus servicios de inteligencia...
La media de gasto en Defensa del conjunto de los países de la OTAN ronda el 3 por ciento del PIB; en Francia viene a estar en el entorno del 2 por ciento; justo antes de la crisis, el Reino Unido dedicó el 2,4 por ciento, por citar unos ejemplos. Y se trata de países con una estructura defensiva ya creada. Cataluña tendría que hacer frente a un gasto anual no inferior a los 4.000 millones de euros. Y todo esto sin formar parte de la OTAN. Al menos durante mucho tiempo, una Cataluña independiente también tendría muy difícil su ingreso en la Alianza Atlántica.
Además, debería crear también su red de embajadas y consulados, componer su cuerpo diplomático y sus servicios de política exterior -nada que ver con su actual red de delegaciones en el extranjero, por costosa que ya esté siendo-. A tenor de lo que España dedica a este apartado, el sobrecoste para Cataluña rondaría los 400 millones de euros al año. Y no podría prescindir de ello: la política exterior sería crucial para un país recién creado que necesita tejer relaciones y no verse relegado en el concierto internacional.
En su conjunto, los gastos a los que tendría que hacer frente un hipotético «Estado catalán» rondarían los 82.000 millones de euros.
Mentira, la mayoría de estados-islas no tienen ejército (Barbados, Dominica, Granada, Haití, Islandia, Kiribati, islas Marshall, isla Mauricio, Micronesia, Nauru, Palaos, islas Salomón, Samoa, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Tuvalu y Vanuatu o microestados como Andorra, Liechtenstein, Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano).
Es posible que Catalunya debería tener guardia costera y fronteriza. Sólo con el tiempo iría incrementando su ejército ante el peligro del ataque e invasión por parte de España. 



También hay la posibilidad de que otro país haga esa función, como los americanos hicieron con Islandia. 
En todo caso, mucho cuidado con el tema de la OTAN, esa organización vendría corriendo a pedir que Catalunya entrara, ante el peligro de que los catalanes (país no alineado, ni dentro de la UE, en un principio) decidiera que los chinos tuvieran un portaaviones permanente en el puerto de Tarragona (con calado de 20 metros).

200.000 millones de euros y su consiguiente 3% del PIB dan para un ejercito profesional y bien armado. Aunque el gobierno del estado catalán preferiría algo parecido a Suiza: “El ejercito Suizo no es solo famoso por sus cuchillos, sino por el hecho de que todos los adultos entre mas o menos 20 y 40 pertenecen a el. Lejos de ser la tierra del pacifismo, Suiza es agresivamente neutra, con un ejército potencial de más de medio millón de soldados. Todas esas tropas van a sus ocupaciones cotidianas –banqueros, agricultores, y así- mientras que en un armario en casa está colgado el uniforme, y aún más sorprendente, un fusil de asalto y sus correspondientes municiones. No es extraño ver en un tranvía o una bicicleta a un señor de uniforme con un fusil automático colgado del hombro. Solo van a ejercitar el dedo en las prácticas anuales obligatorias.

¿Red de embajadas dice ABC? Creía que, según ellos, ya las tenían. Sería algo paulatino, se irían abriendo una media docena cada año, hay que recordar que, tal como puede verse en este link, Catalunya ya tiene una red de oficinas, delegaciones, representaciones, institutos, centros de promoción, agencias de turismo. Embajadas, utilizando la tan cacareada palabra española.

Recordar que un país como Perú, que tiene un PIB un poco inferior al catalán, tiene 30 embajadas en el mundo. Está claro que en ese tema, los catalanes no serán como los franceses, ingleses o, incluso, españoles. Tendrán las que quieran tener, sean rentables y punto.



De forma estructural, los números rojos de la Cataluña independiente rondarían los 20.000 millones de euros al año. Y para enjugarlos debería recurrir al endeudamiento, a pedir dinero prestado en los mercados financieros internacionales. ¿Tendría abierto el «grifo»? Lo más probable es que lo tuviera complicado, y a precios altos, lo que supone otro sobrecoste.

Para que el déficit no se disparara por encima del 5 por ciento, Cataluña tendría que colocar deuda pública por más de 10.000 millones de euros al año durante largo tiempo. Déficit y deuda pública constituirían un crítica espiral de muy largo recorrido.
Mentira, de momento el que tiene el precio alto es España,  su "prima" está por encima de la de Marruecos. La deuda española esta cerca del 100% de su PIB, o sea, sobre el billón de euros. Al día siguiente de la independencia estaría en el 125% (al cabo de un año al 150 y subiendo...). España debería venderse el PRADO... 
La deuda de Catalunya es de 40.000 millones de euros, deuda fruto de haber sido expoliada en toda la democracia  por valor de 200.000.000.000 de euros. Si, con tal brutal robo, sólo ha sido capaz de endeudarse 1 euro por cada 5 robados, imagínense, que haría sin el expolio.

Catalunya pagaría su deuda cantando la caña, pero recordar que, si eres un país que no está en la UE, pagas la deuda cuando quieres. Catalunya, para ganar prestigio internacional, la devolvería rápidamente, aunque otros países como Islandia no lo hicieron (asumieron no pagarla nunca) y nadie los ha atacado, ni los han echado del planeta...




En el horizonte de los diez primeros años desde la independencia, Cataluña, por tanto, viviría una escalada de deuda pública acelerada. Y hay que tener en cuenta que habría echado a andar, en el minuto cero, con una tremenda mochila de endeudamiento. De entrada, los 43.954 millones de euros que ya debe su sector público autonómico en estos momentos. Pero, además, habría que imputarle la porción que le toque de la deuda de España, la del sector público del Estado del que se separa.
Se calcule en proporción al PIB actual de Cataluña o a su número de habitantes, el promedio le saldría por tener que acarrear con 100.000 millones de deuda. ¿Podría negarse? Sí, pero empezarían con muy mal pie de cara a los mercados financieros internacionales. Su credibilidad como pagadores responsables caería por los suelos, y con esa tarjeta de presentación es difícil llamar a la puerta para pedir dinero prestado. Renunciar a asumir esa parte de la deuda sería como pedirle a un banco que se quede con nuestra hipoteca y nosotros quedarnos con el piso. Y, en este caso, el banco no solo sería España, sino el resto de la UE, por una elemental cuestión de asociación económica.
Con una «renta nacional» recortada, un endeudamiento público de 250.000 millones de euros situaría la deuda de Cataluña en más del 150 por ciento de su PIB. Muy por encima de la tasa con la que cerraron el año pasado Portugal o Irlanda, y próxima a la que acumuló Grecia al acabar 2011, que fue del 165 por ciento.
Mentira, Catalunya sólo pagaría su deuda. Para pagar la parte proporcional de la española deberían sentarse y negociar.  Negociar quiere decir que Catalunya asumiría esa cantidad siempre y cuando España asumiera las cotizaciones de los catalanes, o sea, que la jubilación de los catalanes las siguiera pagando España, así como el paro. El día 1 de la independencia Catalunya tendría más de 3 millones de cotizantes y ni un jubilado. Y los 700.000 parados cobrarían de España, derechos adquiridos por los años que cotizaron como españoles. Está claro que esa deuda se pagaría con los ojos cerrados, mucho me temo que los españoles decidieran pagar toda su deuda antes que devolver las cotizaciones de todos los catalanes vivos.

Tal como he dicho antes, quien estaría cerca de un endeudamiento del 150% de su PIB sería la España residual. Al año de la independencia catalana, España desaparecería como entidad económica. La expulsarían del euro, posiblemente de la UE.



En Cataluña hay actualmente unas 28.500 empresas. De ellas, 5.300 tienen más de 50 trabajadores, 1.100 de las cuales cuentan con plantillas de más de 200 empleados. Entre las 5.300 medianas y grandes empresas catalanas suman casi 550.000 empleados.
En caso de independencia, la fuga de empresas y de capitales sería abultada. El dinero buscaría refugio fuera para evitar su depreciación y la incertidumbre; y un buen número de empresas, que dependen de lo que venden fuera de Cataluña, se marcharían para seguir estando al calor de la economía del euro, no perder competitividad y esquivar riesgos. ¿Cuántas optarían por marcharse? Es una incógnita, pero hay un dato de referencia. En los años en los que en el País Vasco se promocionaba el soberanista «Plan Ibarretxe», el catedrático Mikel Buesa hizo una encuesta al respecto entre las medianas y grandes empresas vascas: la cuarta parte de ellas manifestaron su intención de irse del País Vasco si se escindiera de España.
Trasladando esa tasa de referencia a Cataluña, su independencia podría suponer la pérdida de 1.300 empresas y unos 136.000 puestos de trabajo directamente ligados a ellas.
Mentira, al revés, como nuevo país harían falta nuevas empresas vitales para la organización de un estado ( tal como dijo Mas, "estructuras de estado"). Muchas empresas vendrán para colarse en la constitución de un nuevo país de más de 7 millones de habitantes.

Todas las multinacionales deberán crear sus sedes en Catalunya y pagar el 100% de sus impuestos en Catalunya, léase MOVISTAR, ONO,  ENDESA REPSOL (por cierto, Catalunya sería un país pequeño con refinerías), CAMPSA y un largo etc.

También, es más que probable que, el estado catalán, utilice el sentimentalismo para que la gente consuma tecnología "de casa" y con capital propio. La Generalitat podrá crear su empresa de móvil, de luz (la antigua Fecsa) de internet de.., con el lema "para que el dinero sea de todos". Incluso podrá expropiar, como hizo argentina con REPSOL, a las empresas que no reinviertan en Catalunya.

Al no estar en la UE, Catalunya, podrá dar incentivos fiscales para que las empresas se establezcan en Catalunya, algo que no pueden hacer los países del mercado común. Podrá decirle a Hyundai que, si monta una factoría de coches, no pagará impuestos en 20 años...

Quizás con el tiempo, a Catalunya, no le interese formar parte de la fracasada UE, quizás mejor ser la Suiza del mediterráneo.



Todo este escenario es el calculado para los diez primeros años desde una hipotética independencia. Lo que ocurriera a partir de ahí es difícil preverlo. Los expertos consultados por ABC coinciden en que la primera década sería de un empobrecimiento económico brutal. Cuando se tocara fondo, pasarían años para empezar a remontar. ¿Y hasta dónde lograría remontar Cataluña? Es otra incógnita. Es un horizonte de décadas, de toda una generación.

Exactamente eso es lo que le pasará a España.

Catalunya será un país pequeño pero con gran PIB. 

Con 15 millones de turistas,  (sin contar el efecto que provocará Barcelona World), un gran aeropuerto en el que ya se podrán hacer vuelos intercontinentales (hub),  además contará con otros 3 aeropuertos importantes. Tendrá AVE, será paso del corredor mediterráneo. Tendrá las mejores carreteras de alta capacidad de Europa, autopistas por las que pasarán los camiones hacia España y paso obligatorio de los camiones españoles que se dirijan a Francia.  

Tendrá dos grandiosos puertos de entrada de mercaderías, uno de los cuales con calado y suministros para portaaviones y superpetroleros, y el otro es referente mundial, además, del turismo de cruceros. 

Catalunya poseerá el Mare Nostrum, uno de los superordenadores más potente de Europa y el acelerador de partículas SINCROTRON ALBA. Con un 22@ en Barcelona con más de 2000 empresas innovadoras.

Catalunya dispondrá de refinerías e industria química de altísimo nivel, de reactores nucleares, centrales térmicas y de grandes multinacionales de luz y gas. País de industria, agricultura y comercio. Una nación con más de 200 multinacionales establecidas en el extranjero. Un país con dos bancos saneados (la Caixa y Banc de Sabadell)

Un país de gente amable,  trabajadora, emprendedora y comerciante. De grandes artistas, cocineros y deportistas (tener selecciones y ligas propias hace crecer el PIB). Un país abierto al mundo y abierto también para que la comunidad de Baleares se una a ese proyecto.

Evidentemente todo lo que será bueno para Catalunya será malo para España pero ese no es el problema de los catalanes.

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