jueves, agosto 18, 2016

La deriva del nacionalismo español perpetúa la España sin gobierno.

El honor y la honra siempre ha sido tema en la literatura española. Pero en la España actual hay un presidente en funciones que carece de ambas.
Mariano sería el típico cobarde que solo se batiría en duelo contra alguien que supiera de antemano que él saldría airoso. O sea, que no tuviera brazos o descargada la pistola...
Sobre Rajoy, Ridley Scott nunca hubiera podido hacer Los Duelistas...

Dicho eso, a su pusilanimidad hay que añadir la incapacidad de diálogo o de pacto. Es aquí donde entran los catalanes como protagonistas esenciales de la gobernabilidad posfranquista.
Es más, casi podría añadir que hoy en día no tenemos a otro caudillo gracias a Catalunya,

El "odiado" Pujol supo contemporizar por el bien de España. Incluso, por encima de su ideología sabía y comprendía que los españoles son unos tipos de "golpe de estado fácil"... Por eso no tuvo ningún problema para pactar con la derecha y con la izquierda sin nada a cambio. Recuerdo que lo grandes logros fueron un hora más de catalán en los colegios y el 33% del IRPF...
No hubo ni autovías, ni gestión de aeropuertos, ni hacienda propia...

Hubieran podido pedirlo pero eso habría desencadenado portadas guerracivilistas en los medios de Madrid.



Y lo peor de todo es que tanto una vez como en la otra, la prensa contraria al nuevo gobierno cargó contra Catalunya, creando ya entonces la catalanofobia.
La basura de El País describió el pacto de Pujol con Aznar como una bajada de pantalones hacia el nacionalismo y, cuando Felipe González, los del ABC y compañía hicieron lo mismo.

Era su manera de pagarnos la tranquilidad democrática, la lealtad... Las tertulias de Madrid inocularon el odio hacia Pujol y Catalunya.

Para ellos, Catalunya siempre sacaba provecho (recuerden, una hora  de catalán y 33% del IRPF) pero nunca valoraron la estabilidad que regaló el ilustre político catalán, linchado por no declarar una herencia en el extranjero...

La cuestión es que España está como entonces, pero actualmente los catalanes ya no están por la labor de regalar nada, y el resultado es la España ingobernable...
Ahora más que nunca se puede comprobar que cada llamamiento que he hecho para votar a partidos catalanes en las generales tiene su resultado positivo. Y en las terceras elecciones habrá que hacer lo mismo.

Y quizás alguien dirá que hay "otro catalán" intentando lo que hicieron los políticos de CiU.
La respuesta es NO, Albert Rivera no es catalán, es anticatalán. De la misma manera que, ser catalán es todo individuo que viva, trabaje en Catalunya y quiera serlo, es anticatalán el que, además de no quererlo ser, lucha para destrucción económica y lingüística de Catalunya. Y tanto da que "medio viva" y no trabaje en Catalunya...

Y no solo por eso el Albert no es catalán, es que, además, no lo parece; no tiene ni puñetera idea de pactar ni saber presionar. Es un niñato falangista que da tumbos. 
Supongo que no podíamos esperar mucho de un partido formado por tránsfugas y chaqueteros (el pepero Albert el primero).

Y así está la cosa, la España más casposamente nacionalista que nunca se ve incapaz de crear un gobierno.
Peor, ni siquiera de intentarlo...

Los catalanes de verdad siempre han sido indispensables para la estabilidad, incluso un par de ellos fueron padres de la constitución...
España no se puede gobernar sin el apoyo de los catalanes... Y mucho me temo que hoy por hoy es imposible. Y más aún al permitir que Convergència no tuviera grupo parlamentario. Ese acto vil y rabioso le costará otras elecciones a España...

1 comentario :

Jo dijo...

España nunca dejará atrás los golpes de estado. Cuando no los pueden realizar los militares, lo realiza el TC con sentencias.