lunes, noviembre 24, 2014

El artículo de Salvador Sostres que ha cabreado a Jiménez Losantos...

Le llamó mamaracho, miserable, mentiroso y basura intelectual... (je, je, je...).
Eso le pasa por haber trabajado en Madrid...

El que con basura se junta...
Aquí el enlace del programa de radio (en los primeros minutos hablan de Sostres).
Y aquí el artículo en catalán.

En negrita lo que ha jodido más al Losantos...

YO EL HIJO DEL PRESIDENTE PUJOL.
Me llamo Salvador Sostres y soy hijo del presidente Pujol. No hemos tenido una buena relación, ni caracteres muy compatibles, ni pienso que haya sido prudente su vivir dando tantas lecciones. Pero me llamo Salvador Sostres, tengo 39 años, nací entre la muerte del general Franco y la coronación del rey Juan Carlos, y soy hijo del presidente Pujol.

A diferencia de mi padre, que se tuvo que educar en español y entre referencias españolas, y que su catalanismo fue fruto de una reflexión intelectual y de una fe heredada; yo soy catalán sin ninguna otra consideración, sin que haya habido elección, y puedo estar intelectualmente decepcionado con el catalanismo, con su sistema de referencias, con su concepción de la política y con su manera de plantear los retos; pero soy catalán, naturalmente catalán, sin discusión, sin opción, sin épica, incluso sin pasión: tal como soy hombre y soy blanco, soy catalán.

Y formo parte, así, de la primera generación de catalanes que, muchos años después, damos por supuesto que somos. Somos la primera generación de hijos del presidente Pujol. Somos los primeros que pudimos estudiar plenamente en catalán, y con TV3 aprendimos que el catalán no era el sonido gutural de una tribu, ni el sentimentalismo flatulento los domingos con la tía, sino una lengua que podía, como cualquier otra, explicar el mundo, y gracias al presidente Pujol nosotros fuimos los primeros catalanes, después de muchos años, y de muchos catalanistas, que no nos hizo falta ser más que catalanes para ser ciudadanos del mundo.

El presidente Pujol nos dotó también de un paisaje institucional que nos hizo sentir políticamente cubiertos, con la parte de peligro que ello conllevaba y conlleva. La parte positiva, la de la configuración mental, fue que muy pequeños crecimos rodeados de una estructura suficiente, y completa, que fue la que se instaló en nuestro imaginario, y no nos hizo falta ninguna otra. Tuvimos un presidente, unos consejeros, un parlamento, un gobierno. Con más competencias o con menos, han sido siempre nuestra principal relación con la política, y las elecciones importantes, para nosotros, siempre han sido las autonómicas. Que, por cierto, nunca hemos dicho "las autonómicas", sino simplemente "las elecciones".

La parte peligrosa de todo es que naturalmente ni éramos ni somos todavía un estado, y que el simulacro nos ha llevado a veces a un complacencia paralizante ya una tan agradable sensación de normalidad que nos ha podido hacer creer que teníamos suficiente de avanzar maquinalmente, como las naciones convenientemente ancladas en la Historia se pueden permitir hacer. Pero más allá de estos desajustes, tan propios de los países con problemas, el presidente Pujol nos hizo un país para que nos pudiéramos sentir ciudadanos. Hizo natural lo que hasta ese momento era ideológico, o aún peor: nostálgico.

Hoy hace cinco años que me echaron del AVUI y me quedé sin el que durante ocho años y medio fue "mi columna". Fui muy feliz escribiéndola y nunca nada me ha sabido tan grave como el día que me dijeron que sería el último. Y aunque el presidente Pujol me reprochó no pocas veces algunas expresiones desaforadas, fue gracias a él, y en el país que él configuró allí donde sólo y había un páramo, que un columnista catalán, de 26 años cuando empecé a publicar, se creyó con el derecho -y con la obligación- de explicar el mundo, todo el mundo, desde su rincón.

Si he pedido, aunque sólo sea por un artículo, volver hoy en mi diario, es porque no he podido aguantar, sencillamente no he podido, ver como después de la confesión, el catalanismo mediático y político, con los convergentes a la cabeza, proceder a su linchamiento y a la demolición de su legado.
Yo soy el primero que podría reprocharle tanto cinismo. Pero me llamo Salvador Sostres, tengo 39 años, soy hijo del presidente Pujol, y si hemos llegado hasta aquí es porque él nos construyó un país donde sólo había socialistas acomplejados y españoles, hablando de folclore y de autogestión.

...socialistas acomplejados y españoles, hablando de folclore ha dolido mucho...
En fin, Madrid no paga a traidores catalanes...

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Lo bueno de escuchar el programa es que Losantos no traga al Pepe García, de la misma manera que siempre discute con el Marhuenda. Realmente odia a los catalanes.

Cántabro dijo...

primer spot CIU 2003 Logos de Pujol: TV3,Administración Generalitat, carreteras comarcales, mossos, UNESCO y Euromed
http://www.youtube.com/watch?v=sGzwB96NeWc