España se queda fuera de los macroplanes ferroviarios de Arabia Saudí.

Era lógico después del desastre de la alta velocidad a La Meca. 

Con esa obra y la de la ampliación del Canal de Panamá los ñordos han perdido toda credibilidad.

Arabia Saudí quiere ejecutar la red ferroviaria Landbridge, con un presupuesto que parte de 7.000 millones de dólares (6.500 millones de euros) y para la que China negocia en exclusiva. Ambas partes ultiman detalles sobre la financiación y presupuesto final (el de 7.000 millones fue estimado en 2011) para construir una línea de 920 kilómetros entre Riad y Jedah, con un ramal de 145 kilómetros al puerto Rey Abdullah, y remodelar otras cinco líneas menores que actuarían en red con la primera. El objetivo es conectar Riad y ciudades industriales con puertos del Mar Rojo y del Golfo. Además del tráfico de mercancías se atenderá también el de pasajeros a través de 2.000 kilómetros de vía, de los que 1.300 kilómetros son de nueva construcción y 700 corresponden a renovaciones.

Landbridge se incluye en el Programa Nacional de Desarrollo Industrial y Logística (NIDLP), anunciado el pasado noviembre, y la previsión es que las obras arranquen a lo largo de este primer semestre. El consorcio multidisciplinar colocado para acometer el proyecto, SLCC, está liderado por China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC) y lleva en sus filas a las francesas Thales y Systra, con esta última trabajando ya en el diseño preliminar; la canadiense WSP; ALG Infrastructure o la consultora Calx, además de la local Al-Ayuni Contracting. Como sucedió con la línea española, única de alta velocidad en operación en el país, las constructoras son supervisadas al milímetro por el operador ferroviario público Saudi Railway Company y por la Autoridad General de Transporte.

Toda mala noticia para el palco del Santiago Bernabéu es una buena noticia para Catalunya.