sábado, julio 02, 2016

Por cuestión de salud mental Catalunya debe largarse de una España que cada día se parece más a Turquía.

Los españoles han demostrado siempre estar a gusto dentro de un estado autoritario... Y los últimos años se sienten seguros con gobernantes herederos del franquismo más rancio. 
Y cuando no han votado al PP la otra opción ha sido la de mantener un estado subsidiado.
Eso sí, durante 40 años, mande quien mande, la corrupción y las cloacas del estado han sido el sino de ese estado inventado llamado España.

Pero no todo el mapa peninsular es igual, en el País Vasco y en Catalunya las opciones predominantes siempre han sido partidos de casa o formaciones por el cambio de carácter progresista.

En fin, vale la pena leer este artículo de Xavier Diez cuyo texto original está aquí:
http://blocs.mesvilaweb.cat/xavierdiez/?p=269556


Reflexiones sobre el 26-J
Me estoy enganchando a Borgen, una extraordinaria serie danesa que acaba de confirmar la política ficción como uno de los géneros más atractivos de la televisión. De hecho, series como House of Cards, el Ala Oeste de la Casa Blanca, y hasta cierto punto, y con un cierto espíritu shakespeariano, Juego de Tronos, han hecho que la política no pueda ser considerada precisamente aburrida.

Ahora bien, que todo resulte más o menos excitante, no quita que según qué cosas que pasan, no acaben resultando deprimentes. Las elecciones, y sobre todo los resultados, del pasado domingo, creo que lo han sido para mucha gente, por lo menos para la gente de mi entorno. Disponer de información, e incluso de cierta cultura sociológica, no apacigua el malestar de darse cuenta de que el miedo, el conformismo, la desorientación o la complicidad acaben premiando aquellos que son abiertamente corruptos, o que utilizan el estado para conjurar contra la disidencia. Ya vengo advirtiendo hace mucho tiempo que España parece demasiado a Turquía, y aún peor, a sí misma.


La primera constatación del veredicto de las urnas, es la persistencia del franquismo sociológico. El PP lleva incorporado en su ADN, desde los inicios de su fundación, tics autoritarios. Votar al PP, como votar a cualquier formación que vea con hostilidad votar referendos de autodeterminación, equivale a priorizar la unidad a la democracia, a validar el resultado de la guerra civil, a justificar las cloacas del estado y la cal viva en el simple respeto a la voluntad popular. También implica aceptar que buena parte de la identidad asumida implica la idea de un supremacismo nacionalista español por encima de cualquier otra consideración. La propuesta de plurinacional expresada desde Podemos, por otra parte expresada con escasas dosis de convicción, ha sido derrotada con creces. El divorcio España-Catalunya ha sido validado en las urnas. Desde la distancia, el mapa dibuja dos españas.


La segunda constatación es que España vuelve a repetir los errores que lo han caracterizado siempre: la triple incapacidad de corregir terribles diferencias sociales; la de crear una cultura política democrática sólida, y la más evidente de todas, la de administrar la naturaleza plurinacional del estado. En resumen, un estado donde la convivencia resulta difícil, en el que la trilogía republicana de libertad, igualdad y fraternidad está muy lejos, en la que la España imaginada por muchos acaba resultando la terrible decepción de una España real, sostenida por el resentimiento mutuo, la intolerancia, el miedo, el sectarismo, el caciquismo político, y los mismos vicios que señalaban los regeneracionistas hace más de un siglo. La España real, exhibida en las urnas este pasado domingo, es tan gris y mediocre como el socialismo real escondido tras el muro de Berlín.


En la serie Borgen, aparece una Dinamarca despojada de la mitificación del mito nórdico de una sociedad sólida, solidaria y cohesionada que hemos cincelado en esta parte del Mediterráneo. Entre los independentistas, el país escandinavo se convierte en una referencia del estado al que quisiéramos aspirar, y francamente, las maniobras torpes y las tramas que señalan los guionistas nos exponen las miserias de un modelo donde muchos nos gustaría reflejar. Dinamarca no es ninguna gran maravilla, sino que, como Catalunya tiene graves conflictos, contradicciones, inconsistencias y defectos. Sin embargo, y a pesar de todo, el comportamiento del país el pasado domingo demuestra que no somos España, que el franquismo sociológico aquí es residual y folclórico -salvo algunos residentes como el clan Fernández Díaz, por cierto, llegados en el seno de un ejército invasor-. La independencia, en este sentido, es prácticamente la única opción, especialmente para aquellos no independentistas, y sin embargo, de espíritu liberal y republicano. No se trata de una cuestión de banderas, sino de salud mental. Al fin y al cabo, para muchos de los que mantenemos lazos personales y emocionales con España, el domingo pasado resultó muy deprimente.

5 comentarios :

NAUER dijo...


Estas elecciones confirman lo confirmable.

España es asi, mentalidad mesetaria, conservadora, hidalga arruinada. Tanto da si vota a un partido conservador, como al Psoe. Son matices, la mentalidad es la misma. No quiere cambiarse. Excepto los podemitas, pero en el tema territorial, no creo que sean globalmente muy diferentes al resto.

Mr.DUI dijo...

Ante la debacle total del estado español ya sabemos cuál va a ser la respuesta desde Madrid: la demonización definitiva de Cataluña. Van a vender que todo es culpa del secesionismo, que la inestabilidad el mercado, espanta inversiones, que no contribuimos y nos lo dan todo en el FLA y bla, bla... Y de nuevo el PP catapultará sus resultados electorales como una solución al problema catalán (recordemos hace una semana el fernadezgate y el repunte del PP en Cataluña y España).
Lo preocupante del caso es que llegará el día que desde Madrí, el presidente del gobierno pepero de turno, sólo podrá darle una cosa al pueblucho ambriento dé catalanofobia: cámara de gas, ejecuciones públicas, etc. El holocausto catalán. Nuestros descendientes visitarán los monumentos que nos eregirán 50 años más tarde cuando en la ONU se den cuenta que a los de Madriz se les fue un "poco" la mano. Al Rajoy de turno el tribunal de La Haya lo indultará por gagá y porque este como siempre afirmara no estar al corriente de las ejecuciones.
Lo único que puede evitar esto es una DUI rápida ahora que anda el patio revuelto en Europa y en España el mapa político confirma que no tenemos nada que ver con esos señores del Ebro para arriba y del Sènia para abajo.

Unknown dijo...

Completamente de acuerdo con lo que argumenta el Sr. Dui. Cuando antes nos larguemos de esta España gris, postfranquista y rancia, mucho mejor para la sociedad catalana.
Yo si fuera el President Puigdemont organizaría los preparativos de la DUI para el 11S de 2016.
Personalmente estoy hasta las narices de compartir nacionalidad con esta gente mesetaria, ignorante y de mente obtusa.
Que viva españ, pero que viva bien lejos de Catalunya, por favor.

Salut i independència!

Anónimo dijo...

Eso explica como España aguantó por casi 40 años a una brutal dictadura de extrema derecha y como la mayoría de los responsables de sus atrocidades quedaron impunes.

ZeppelinV dijo...

Y Logroño.......