El ICFO (Anterior entrada sobre el ICFO) fichará 50 científicos gracias al mecenazgo de Cellex (Pere Mir).
El ICFO, una de las joyas de la investigación en Catalunya, celebró el décimo aniversario inaugurando un nuevo edificio de 4.000 metros cuadrados en el que trabajarán unos 50 científicos. La construcción del edificio y el fichaje de los investigadores principales han sido posibles gracias a una donación de 16 millones de euros de la fundación Cellex, la entidad que lidera el mecenazgo científico en Catalunya.
Dirigido por el físico Lluís Torner con la asesoría del también físico Ignacio Cirac desde la fundación, el ICFO ha convertido en un centro de referencia internacional en investigaciones de la luz. Trabajan unos 250 científicos organizados en 24 grupos que hacen desde investigaciones básicas sobre las propiedades de los fotones hasta investigaciones aplicadas que buscan desarrollar nuevas tecnologías y crear riqueza económica.
A raíz del éxito del instituto, la fundación Cellex, presidida por filántropo Pere Mir, decidió potenciar el ICFO financiando un nuevo programa que contempla fichar investigadores de primer nivel mundial para formar un nuevo plantel de especialistas en fotónica en Catalunya .
El nuevo programa ha sido bautizado Nest-Cellex porque aspira a ser un nido de talento y la palabra nest significa nido en inglés, que es la lengua de trabajo habitual en el ICFO, explica Lluís Torner.
Como los 9.000 metros cuadrados del edificio original del ICFO en Castelldefels ya estaban ocupados, ha hecho falta ampliar las instalaciones del instituto con un nuevo edificio que está comunicado con el primero y que se ha construido en poco más de un año.
El programa Nest-Cellex prevé incorporar entre cinco y siete grupos de investigación. Entre los más de 400 candidatos que se han presentado para dirigir un grupo-cifra que refleja el prestigio que tiene el ICFO entre la comunidad científica-, Lluís Torner y Ignacio Cirac ya han seleccionado los cuatro primeros fichajes. Dos de estos investigadores han llegado a Catalunya procedentes de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos (Frank KoppensiMelike Lakadamyali), un tercero de la Universidad de Toronto en Canadá (Gerasimos Konstantatos) y el cuarto, más reciente, del Instituto de Tecnología de California (Darrick Chang).
Pere Mir ( en el centro) tiene claro que su mecenazgo está en el ámbito catalán. |
¿Quién es Pere Mir?
El mayor mecenas de Catalunya, el químico de 89 años Pere Mir, estudia los proyectos antes de apoyarlos En EEUU la filantropía es habitual. El químico Pere Mir, de 89 años, de nacionalidad catalano-suizo, es el donante genuino. Tiene mucho dinero. No tiene hijos, y es el mayor mecenas privado, a gran distancia del resto, con que cuenta la investigación biomédica de Catalunya. En los últimos cinco años, Mir ha dado 62 millones de euros a biólogos, médicos o bioquímicos que han sabido entusiasmarlo con sus ideas. Nunca ha accedido a conceder entrevistas a los medios alusivas a sus mecenazgos, ni siquiera para estimular a otros individuos en situación económica similar a la suya. Cuentan quienes le conocen a fondo dicen que Mir acertó hace años en la elaboración de una fórmula magistral química vinculada al mundo de los fosfatos. Vendió la patente y tuvo suerte en la transacción. Invirtió en el mundo inmobiliario y siguió aumentando su fortuna. Hasta que, hace unos cinco años, tras hablarlo con su esposa, decidió compartir su indudable buena estrella económica con el resto de la humanidad. Quiso ser mecenas científico. Se suscribió a revistas especializadas, entre ellas el New England Journal of Medicine, y se puso al día en las líneas maestras que mueven la vida biomédica presente y futura del planeta. Antes de ayudar a un científico, Mir lo conoce a fondo, visita la instalación donde trabaja y estudia los proyectos que defiende. Rigor a cambio de rigor es su trato. Cultura norteamericana La filantropía científica forma parte de la estructura social de Estados Unidos. La red de centros de investigación de aquel país no sería posible sin la participación altruista de sus millonarios, y la sociedad norteamericana ha crecido entendiendo que así deben ser las cosas. De ahí que los investigadores españoles que se formaron en EEUU y han regresado a España defiendan ese mismo concepto para instaurarlo aquí. Es el caso de Josep Baselga, Joan Massagué, Manuel Perucho, Juan Carlos Izpisúa o Joan Seoane, que investiga los tumores cerebrales en el Institut Oncològic Vall d'Hebron (VHIO). «El hospital donde yo me inicié y trabajé seis años, el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, de Nueva York, ocupa un edificio de ocho plantas que se construyó con una donación del banquero David Rockefeller», explica Seoane. «Eso allí es lo normal, y si queremos ser competitivos, debería serlo aquí», dice.
MIENTRAS TANTO, EN EL CENTRO PRÍNCIPE FELIPE DE VALENCIA (CIPF):
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