Destino final de las empresas que trasladaron su sede fuera Catalunya: Naturgy quiere segregarse y el Estado no le deja.

Cuando un empresa traslada su sede fuera de Catalunya es un camino sin retorno, cruza el rubicón de la independencia empresarial. Y eso ocurre porque cuando se está en Madrid ya no pueden irse (recuerden lo de FECSA-Endesa). Digamos que el Estado controla su presente y su futuro. Por eso no me he cansado de repetir que es una mala idea poner una sede ficticia en Madrid, más que nada porque en el centro de la Meseta no se lo toman como ficticio...

Bien, la cuestión es que Naturgy, con todos sus accionistas del mundo mundial, no puede tomar sus propias decisiones. No ha podido hacer una escisión en dos compañías. 

Todavía recuerdo cuando estaba en manos de presidentes catalanes (Gabarró) que se arriesgaron con la OPA a Endesa que, aunque les saliera mal, el resultado fue peor para España porque perdió una eléctrica sistémica y actualmente es italiana y ¡pública!

Repito, cuando estaba en Catalunya se atrevían con todo, es más, la catalanofobia de la famosa OPA de Endesa tuvo un pequeño final feliz cuando se quedaron con Fenosa (tercera eléctrica española entonces).

Pues eso, hoy con un accionariado australiano importante en su estructura, ya no puede decidir su estrategia futura, El gobierno de Madrid le ha prohibido segregar la empresa en dos; una que se quedaría con los negocios regulados (redes y distribución) y otra con los liberalizados (renovables y comercialización).

España no es mucho de nacionalizar empresas, pero si hay una que tiene todos los números esa es la antigua Gas Natural.

Maldito el día que el traidor Fainé trasladó la sede debe pensar más de uno.