Catalunya tiene un sector espacial con varios agentes punteros, como la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) y el Institut Cartogràfic. En esta alineación de intereses que busca el Govern para hacer un salto cualitativo y generar un ecosistema potente, empresas catalanas como Sateliot, Pangea Aerospace y Zero 2 Infinity están llamadas a liderar la estrategia y consolidar su posición, además de animar a otras a sumarse a este sector e instalarse en Barcelona.
Sateliot y Open Cosmos
Sateliot, fundada y dirigida por Jaume Sanpera, quiere crear una constelación de nanosatélites en los próximos años. La compañía quiere poner en órbita un total de 100 pequeños satélites entre 2021 y 2022, con una inversión de 100 millones de euros. El objetivo es utilizar esos dispositivos espaciales para ofrecer servicios de conectividad de IOT fuera de las ciudades, donde actualmente esta cobertura no llega. Es decir, para conectar entre sí aparatos como un camión que tiene que comunicar constantemente a una centralita la temperatura o la humedad de sus contenedores, también cuando se aleja de entornos urbanos. Sateliot dará este servicio de extensión de cobertura a operadores móviles —que son los que lo que hacen dentro de las ciudades—, reduciendo costes gracias a utilizar estructuras más pequeñas como los nanosatélites. Es aquí donde entra Open Cosmos, encargada de gestionar misiones espaciales para empresas como Sateliot. Se ocupa desde el diseño de los satélites y sus trayectos para llegar al espacio hasta su lanzamiento y operarlos cuando ya están allí, haciendo que los que los contratan solo se tengan que preocupar por desarrollar el servicio que ofrecen, como recopilar datos u ofrecer servicios de conectividad-
Open Cosmos quiere ser pionera en Catalunya, desarrollando la estructura necesaria para consolidar la economía del espacio.
Pangea Aerospace está trabajando en desarrollar un microlanzador reutilizable para enviar nanosatélites a su órbita de trabajo —su casa—, sin tener que hacer más trayectos de transbordo, como pasa ahora, que generalmente se utilizan los mismos sistemas que hay para los grandes satélites. Su propuesta tiene que servir para reducir los costes de acceso al espacio y encaja perfectamente con las compañías que quieren enviar constelaciones de pequeños satélites.
Para hacerlo, la empresa barcelonesa, fundada por un equipo de seis personas en febrero de 2018, está desarrollando una tecnología que permita la reutilización de los cohetes pequeños que se utilizan para lanzar nanosatélites y un motor con una forma diferente a la que predomina actualmente en el mercado, que esperan que sea más eficiente, reduciendo el consumo de combustible y aumentando la carga a transportar.
Zero 2 Infinity es otra empresa que se dedica a “hacer subir cualquier cosa” al espacio, pero en su caso lo hacen a través de globos y no cohetes —solo los utilizan si hay que lanzar objetos a mucha distancia—. El fundador y consejero delegado de Zero 2 Infinity, José Mariano López-Urdiales, indica que este mecanismo es más barato y más ecológico que los cohetes porque provoca menos ruido. Pueden lanzar de todo, desde sistemas de conectividad o paneles solares hasta una muñeca Barbie para hacer promociones.
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