Las enloquecidas inversiones en Madrid las deciden la casta endogámica de funcionarios que hay en la capital española.

Esta semana nos hemos enterado que el gobierno de la España quebrada se ha gastado 1.000 millones para unir dos estaciones de Madrid. Ese gobierno, que dice que no tiene dinero para Rodalies o para poner una segunda vía en el ferrocarril tarraconenese, sí que lo tiene para una inversión que no dará ni un euro de retorno.

Cuando uno ve esas decisiones tan esperpénticas se pregunta dos cosas.
La primera es ¿cómo lo permite la UE? 
Pues fácil de responder, esa organización es un cachondeo (lo ingleses lo han visto y por eso son los primeros en largarse). Si la UE tuviera algún sentido debería financiar obras que den rentabilidad económica, y más si tenemos en cuenta que España es receptora de fondos, tiene un 20% de paro y debe un billón de euros.
Esa gente debería controlar que ese dinero repercutiera rápidamente en dinamizar la economía... Pues no, tanto les da...

Y la segunda es ¿quién decide eso en Madrid? 
Recuerdo cuando Zapatero prometió que la Generalitat gestionaría El Prat, cuando llegó a Madrid le dijeron que NO. Pero no fue el ministro de turno sino los altos funcionarios de Madrid. Sea cercaron a él y le dijeron que eso no sería nunca, y punto. Y alguien pensará que un presidente es el que tiene el poder... Pues NO.  
Ellos, los altos cargos de los ministerios de Madrid, le dijeron que lo retrasarían tanto que sería muy posible que ya hubiera otro presidente cuando se podría traspasar esa gestión, otro presidente quizás de otro partido que, evidentemente, convencerían para que no lo hiciera.

Fíjense que Catalunya no consigue nada ni siquiera cuando el presidente de España y el de Catalunya son socialistas...

En una entrevista a elmon.cat Josep Maria Martí Rigau lo explicaba muy bien.
Nos decía en esa entrevista que, cada vez que Catalunya ha pedido algo, el problema no es el estado (qué también) sino los funcionarios que trabajan en él. Gente que estará allí décadas, que ya lo estuvieron sus padres y sus abuelos, y estarán sus hijos. El político dura 4 años, esas sagas de funcionarios pueden ser centenarias.
Y son esa gente la que les dicen a los diferentes ministros de Fomento lo que deben hacer. Al político se le calienta la boca diciendo que hará una conexión en el port de Tarrragona y luego los funcionarios lo retrasan lustros a base de papeleo, expedientes, planos, impactos ambientales... Y, si hay recortes o cambia el gobierno, todo debe volver a empezar...
Y, mientras tanto, a base de estudios, han dado de comer a amigos y familiares que trabajan en despachos de ingenieros y arquitectos en Madrid.

Pero no solo el motivo es de supervivencia, es que esa gente vive, trabaja en Madrid y es posible que tenga inquina hacia los catalanes.
Normal, si yo tuviera ese poder de decisión ya estaría hecho Rodalies Catalunya y no habría ningún túnel que conectara Atocha con Chamartín...

Nadie ha salido a desmentirlo.

Como decía antes, el periodista lo explicaba muy bien con este párrafo:

El Estado español lo llevan los funcionarios. Y se ha visto ahora, España ha estado casi un año sin gobierno, pero es igual, entre los abogados del Estado, los registradores de la propiedad -y Rajoy lo es-, los notarios y los jueces... lo hacen todo! Pero toda esta gente, todo este funcionariado, proviene de un mundo muy jacobino y centralista. No me atrevo a decir que todos son herederos del franquismo, no es cierto porque no todos lo son, pero los abogados del Estado entre ellos están en una órbita absolutamente centralista, en defensa de la unidad como sea... hay muy parentesco, se casan entre ellos, y esto de las oposiciones se hereda, y el hijo de un notario será también notario. Esto en Catalunya no funciona así.

Dicho así, parece que el proceso esté en manos de los funcionarios del Estado, a pesar de la frenética actividad parlamentaria

Sí, sí, es que el proceso está en manos de los funcionarios de Madrid, los del Estado. En el libro explico que varios consejeros de obras públicas lo confirman. Tanto Santi Vila, como Josep Rull, Quim Nadal o Pere Macias lo explican: se empieza una negociación, por ejemplo, por el traspaso de una carretera. Y van los directores generales y ven que Madrid es un frontón. Todo son "nosotros". Entonces entran el consejero y el ministro. Y muchas veces entra el presidente de la Generalitat de turno, cuando se reúne con el presidente del gobierno español. Finalmente y después de meses de erosión y cansancio, se llega a un acuerdo político. Pero si los funcionarios repartidos en lugares estratégicos no lo ven claro (y si se trata de traspasos hacia Catalunya, nunca lo ven claro), salen a decir: "Perdone, pero para terminar de firmar este acuerdo hace falta un preceptivo informe de impacto medioambiental ". Esta gente tiene el Estado en la cabeza. Nadie había pensado en este informe. Pues hala, a esperar tres meses. Cuando se tiene el informe, sale otro abogado del Estado y avisa de que ahora hay otro documento. Pam. Tres meses más. Y así hasta que llegan unas nuevas elecciones, donde se cambia el ministro (aunque gane el mismo partido) y hala, a volver a empezar.


Es lo que hay, el problema de los catalanes no es que no tengamos un Estado, es que tenemos uno en contra.

Para terminar, hagan el favor de poner las palabras clave de "corredor mediterráneo", "túnel", "Madrid", "Atocha"... en Google:

Ni el ABC, ni El País, ni La Razón... Ni los digitales...
Ellos van todos a una...
Incluso, el único medio nacional (20 minutos) lo publica diciendo que Cataluña y Valencia critican...
"Habrase visto criticar algo tan lógico"...

ESPAÑA HA ENLOQUECIDO...

FOTEM EL CAMP!