El presidente de BON PREU asegura que ninguna empresa marchará de Catalunya con la independencia.

En esta entrevista de L'Econòmic a Joan Font, presidente de BON PREU y ESCLAT, se destruyen algunos mitos. 
Deja claro que una empresa que solo trabaja en el ámbito catalán puede ingresar 1.000 millones al año...
Y que es mentira que las empresas se largarán de Catalunya con la independencia, más bien al contrario...
Todo esto lo dice un empresario catalán que está triunfando poniendo como valor la calidad, el territorio, el calor humano, etiquetando en catalán y sin cambiar la sede que tiene en un pueblo de 3.000 habitantes...
Lo local convertido en extraordinario, en sublime...

Y su mejor estrategia fue vender sus tiendas que tenía por España a Carrefour y comprarle las tiendas catalanas a Intermarché... 

Entrevista:

Está de acuerdo en que el modelo económico catalán y el del Estado español son diferentes?
Efectivamente. La red empresarial catalana es muy diferente de la española y las necesidades son otras. La fiscalidad empresarial nos convendría que se pudiera definir en Catalunya. Nos interesa que la fiscalidad prime la inversión de resultados en lugar de la externalización de dividendos. Nos interesaría que los beneficios que se invierten tributen mucho menos respecto a los que se externalizan. Desde un punto de vista laboral, fiscal, de financiación, las redes empresariales de Catalunya y del Estado son como la noche y el día.

¿Catalunya necesita más autogobierno?
Desde mi punto de vista tener un gobierno que responda a las necesidades del país y a la red empresarial de nuestra casa nos conviene. Si esto conlleva un lapso de tiempo de más incomodidad, quizás tendremos que pasar. Las empresas ya estamos acostumbradas, porque para conseguir unos objetivos ambiciosos a largo plazo a veces no es fácil y surgen problemas a corto. Debemos procurar que estos problemas sean los mínimos y el máximo de acotados.

¿Cree que la cuestión de confianza al que se enfrentará el presidente Carles Puigdemont en septiembre la podrá superar?
No estoy tan metido en el campo político para saber lo que puede pasar. Lo que me parece es que faltan liderazgos fuertes y creo que el presidente Puigdemont ha ofrecido señales de garantías suficientes para que la gente le demos confianza. Lo que nos conviene es un proyecto ambicioso, saber cómo debemos ir, ser decididos. Nos conviene no caer en los defectos tradicionales del pasado, de las envidias, de personalismos. Yo deseo que en todos los campos sociales apoyamos a los liderazgos de la gente que demuestra que tiene perfil, ganas y honestidad suficientes para liderar los procesos que empujan a contribuir a que este país pueda tener un desarrollo de futuro que sea el mejor para todas las clases sociales y, sobre todo que baje el paro. También será clave que haya el máximo de cohesión social y que no haya situaciones de marginalidad para nadie.

Habrá que acelerar mucho para mejorar las potencialidades de Catalunya.
Efectivamente. Habrá que mejorar muchas cosas, pero ahora Catalunya ya dispone de excelencia en investigación, en el ámbito médico, etcétera. Debemos dar curso a todas las potencialidades que tenemos. Entonces el país dará un salto adelante espectacular. Nuestros gobernantes deben poder decidir en base a ello.

¿Para que este proceso siga adelante nos veremos obligados a hacer un referéndum y si la mayoría de la gente está de acuerdo la independencia podría ser una realidad?
Creo que el Gobierno tiene difícil aguantar una posición ante un país que democráticamente, mayoritariamente, civilizadamente, vote de forma democrática. Si finalmente Madrid lo entiende la consecuencia segunda será que deberá producir una negociación razonable para ambas partes, porque si no se produce la situación no será buena para nadie. Pero oponerse a una participación mayoritaria en el 50% me parece una barbaridad. No se aguanta. También es verdad que los liderazgos políticos tienen funciones difíciles.

¿El país debe hacer confianza a los liderazgos?
Sí. Y debemos entender que los liderazgos pueden tener unos costes muy elevados. Y quien toma la decisión es el político y no la gente que le apoya. Catalunya debería ver la envergadura de los retos que tenemos delante y dejarse de puñetas y de negociación de corto vuelo y absolutamente táctica, que esto no va a ninguna parte y que por una vez deberíamos mirar a largo plazo la ambición del proyecto y alinearse todos y reforzar los liderazgos.

¿El mundo empresariales está preparado para el reto de la independencia?
Absolutamente. Recuerdo que cuando nos dijeron que la red empresarial catalana sufriría cuando entráramos al nuevo Mercado Común fue una de las épocas más brillantes del tejido empresarial catalán. También nos dijo que la industria catalana sufriría mucho con la llegada del euro. Lo cierto es que cada vez que el mercado se abre y que los elementos de competitividad son las capacidades, las habilidades, las empresas ganan. Aquí hay un nivel de innovación muy bueno y la internacionalización la ha entendido el mundo empresarial. Tenemos empresas pequeñas, de 50 trabajadores, que a veces compiten en el mundo en su especialidad. Creo que la racionalización financiera y de gasto se ha producido bien, creo que el aumento de capacidad de management que se ha dado es muy importante. Seguramente ha ayudado la presencia de las escuelas de negocios en Catalunya. Creo que en este país no se ha caído en tantas tonterías como en el mundo fundamentalmente financiero se ha hecho en los últimos años en un ámbito global. La empresa catalana es de tener los pies en el suelo. Yo tengo mi confianza absoluta en los compañeros empresarios.

También estamos acostumbrados a oír que si Catalunya fuera independiente marcharían empresas fuera, que se cortaría la inversión extranjera ...
Nosotros tenemos contactos con los grandes fabricantes del mundo del sector alimentario, y puedo asegurar que no habrá ninguna empresa que se vaya de este país. Al contrario, por los contactos que tenemos -yo estoy también al patronato de la Universidad de Vic-, hay profesores canadienses, noruegos y de otros países que ganando menos dinero quieren venir a vivir a Catalunya por el atractivo que tiene este país, con la ciudad de Barcelona delante. En cuanto a multinacionales es exactamente lo mismo, cuando a un alto directivo de Nestlé le dicen que lo destinan a Catalunya baila con un pie. Un país pequeño que tenga un gobierno que responda a sus necesidades es mucho más atractivo que un país grande poco cohesionado y con políticas que no respondan a los intereses para su territorio.

Pero en Cataluña también hay asignaturas pendientes en el mundo económico.
Sí. La formación dual hay que mejorarla. Además las administraciones públicas funcionan muy mal. Algunas infraestructuras tan importantes como el eje mediterráneo, tan reclamado, habría acelerarlas de una vez.
También deberíamos revisar los valores que han hecho tradicionalmente fuerte este país, como el emprendimiento, el largo plazo, el trabajo bien hecho. Los empresarios también deberíamos centrarnos más en la generación de valores, a fundamentar nuestras fortalezas.

La entrevista sigue con otros temas interesantes sobre funcionamiento empresarial:


Este año Bon Preu superará los 1.000 millones de euros. ¿Cuál es el secreto del crecimiento constante de la firma de distribución?
El secreto es tener un modelo comercial que sea competitivo y que responda a las expectativas del cliente. Bon Preu tiene varias fortalezas que explican el crecimiento constante. Una es la calidad de los productos frescos. Debemos ofrecer todas las marcas con igualdad de condiciones. Si hay una marca que no nos la compran, sea la que sea, la damos de baja. Otra fortaleza es la comodidad, el orden y la atención al cliente. Otro punto es que la marca propia no debe ser el producto más barato. Debe tener la misma calidad que el líder de la familia de productos pero debe ser un 30% más barato. Y por supuesto nuestros precios son y deben ser artículos comparables los más baratos del mercado.

Podría explicar cuáles son las previsiones de facturación, puestos de trabajo y nuevas aperturas?
La facturación este año será de unos 1.070 millones de euros. En estos momentos tenemos 5.800 personas en plantilla. Ya hemos creado 500 puestos de trabajo en medio año. En cuanto a aperturas, hace pocos días inauguramos un Buen Precio en Terrassa, donde antes estaba el edificio de Caixa Terrassa. Y hemos puesto en marcha tres establecimientos más. Este año también abriremos un Estallido en Sabadell, uno en Manresa, un Buen Precio Cerdanyola y en Castellbisbal y dos más en Barcelona, ​​si tenemos los permisos pronto.

La estrategia es abrir alrededor de Osona y haciendo mancha hacia el resto de Catalunya.
Nuestro primer mercado, con mucha diferencia, es Barcelona. La capital catalana representa un 25 y pico por ciento de la facturación. El segundo mercado son las comarcas gerundenses. Osona ha quedado atrasada porque hay menos población. La ciudad de Barcelona crecerá mucho de cara al futuro, en Girona también haremos varias operaciones y en la ciudad de Tarragona y Lleida, por supuesto, nos haremos más grandes. Podemos aumentar mucho la facturación, no tenemos ningún problema de saturación.

¿Cómo ha cambiado el sector de la distribución en general?
En veinte años ha cambiado casi todo. Hay muchos hogares de una sola persona, pocas de varias personas, de gente joven, hogares con personas mayores, y naturalmente el servicio que debemos dar a cada colectivo es diferente. Esto quiere decir que hay que adecuar los formatos y los productos. También ha cambiado el aspecto de proximidad y periferia. La fórmula de grandes centros comercial periféricos donde la gente va a pasar toda una mañana o tarde está tocada de muerte.

¿Y el futuro de los híper?
Los híper de máxima superficie son los de 5.000 o 6.000 m². Todo lo que es superior a eso la gente lo ve muy grande, hay que desplazarse mucho y no funciona. Es cierto que cada país debe tener su modelo comercial. No debe haber ninguna fórmula que no permita desarrollarse a sus competidores. También hay que impedir la venta a pérdida, es decir, que grandes grupos financieros tengan por estrategia destruir la competencia a partir del precio tirado por el suelo, para obligar a cerrar. La implantación salvaje y descontrolada de equipamientos es otro aspecto que los gobiernos tienen todo el derecho de dónde, cómo y de qué manera deben equiparse.

¿Y en cuanto a los horarios comerciales?
Los gobiernos también tienen todo el derecho y ejercen su posición. Nosotros consideramos que el domingo es para hacer fiesta. Nos parece que está bien que haya tres o cuatro festivos al año que se abre, pero abrir sistemáticamente 52 festivos al año cuando sabemos que estamos en pérdidas y se ofrece un servicio cuando no hay demanda, no tiene sentido, a no ser que quieras hacer desaparecer unos cuantos competidores.

¿Pero hacia donde avanza la demanda del consumidor?
Al consumidor le preocupa la seguridad alimentaria y la relación calidad-precio. El cliente quiere productos de proximidad aunque sean unos céntimos más caros. El sector ha evolucionado en todos sentidos: tamaño, formato y marcas. Otra tendencia clara es que los productos frescos ya tienen más peso que el resto de productos.

¿Cómo ha afectado la crisis económica el sector?
Bon Preu somos de las pocas empresas que hemos crecido. El consumidor ha comprado menos pero lo ha hecho pensando en la calidad y vigilando mucho no tirar nada. Se ha desarrollado la parafarmacia, la alimentación para animales de compañía, hemos incorporado prensa. La licorería ha bajado.

¿Cree que la crisis ha quedado atrás?
Catalunya ha salvado el tiempo de crisis con nota, siendo muy conscientes de que hay colectivos que sufren todavía mucho y que todos deberíamos hacer lo posible para que estos tengan el mínimo impacto.

¿Y como prevé que será en 2016?
Creo que este año será mejor año que el año pasado. Cierto que la tasa de desempleo es muy alta aún en Catalunya, es inaceptablemente alta, pero tengo que decir que a nosotros nos cuesta mucho encontrar la gente que necesitamos. Nos faltan personas de oficio y otras sin oficio. En los almacenes cada semana tenemos problemas para cubrir los puestos de trabajo. No encontramos pescaderos, panaderos, etcétera, y eso es permanente. Por un lado hay una tasa de paro inaceptable y por otro lado las empresas no encontramos los perfiles de los puestos de trabajo que necesitamos.

Buena parte de la inmigración de los años noventa con la crisis de la construcción ha pasado en el paro y ahora se les hace difícil el salto al sector industrial...
Creo que depende mucho de saber qué modelo económico de país queremos. Si queremos hacer un país de bajo coste, de salarios bajos, de servicios pésimos .. creo que no es el modelo que nos conviene. Esta entrada masiva de gente no calificada distorsiona el mercado de trabajo y nos lleva a esta situación. El país debe poder funcionar generando valor de verdad, servicios de calidad, pagando sueldos razonables. La gente tiene que vivir con un mínimo de dignidad. Tradicionalmente se ha desprestigiado la formación de los oficios, parece que todo el mundo tiene que ir a la universidad, y esto no debe ser así, no lo hemos hecho bien y ahora estamos pagando las consecuencias. Además, tenemos que pensar que para ganar un sueldo tenemos que trabajar y tenemos que rendir.