Sin que sea exhaustiva, una lista aproximativa a los problemas de la economía española podría ser esta:
-Una Estructura de PIB sustentada en el medio y bajo valor añadido y con un muy bajo nivel de I + D + i + d (Investigación + desarrollo + innovación + diseño).
-Un modelo productivo intensivo en factor trabajo de una calificación real requerida media reducida.
-Una baja productividad por persona ocupada. En España, la productividad por hora trabajada es reducida: mientras que, en promedio, en cada hora trabajada en España se generan 32,1 euros, en Noruega se generan 69,6; en Dinamarca, 57,4; 45,8 en Holanda; 45,6 en Francia ... En España la competitividad hoy se consigue y / o aumenta despidiendo trabajadores, reduciendo costes salariales y recurriendo a la ocupación a tiempo parcial.
-Un crecimiento desequilibrado y sesgado. El crecimiento económico en España, ni es uniforme ni general: junto a los 31.004 euros a que asciende el PIB pc de Madrid, o los 29.683 del de Euskadi, conviven los 18.307 de Castilla-La Mancha y los 15.752 de Extremadura. Lo anterior va acompañado de un hecho que refleja la realidad económica española. Igualando a 100 el PIB pc medio de la UE 28, el de España alcanzaría un valor de 93; el de Francia, de 107; 130 el de Holanda, y para ir más allá de la UE, 179 el de Noruega. La realidad económica española es un círculo vicioso del cual, tal vez, sea imposible salir.
-Una Deuda total impagable que origina unos intereses que drenan recursos a otros usos necesarios o imprescindibles. España tiene una deuda total que supera los 3 billones de euros, de los cuales aproximadamente la mitad están en manos de inversores extranjeros. De estos 3 billones, un tercio corresponde a la deuda pública, de tal forma que los intereses de esta deuda es la tercera parte del presupuesto de gastos: unos 33 mm €.
-Una tasa de actividad reducida. España tiene una bajísima tasa de actividad: 59%. En comparación, Dinamarca y Holanda la tienen del 65% y Suecia, del 64%. Una reducida tasa de actividad implica que no todas las personas que podrían trabajar desean hacerlo. Pero una reducida tasa de actividad implica también que lo es la población activa, por lo que la tasa de desempleo queda influida por la tasa de actividad. Pueden imaginar la tasa de desempleo que tendría España si su tasa de actividad fuese como la de Dinamarca u Holanda?
-Una oferta de trabajo muy superior a la demanda de trabajo existente. España: 22% de desempleo, 15% estimado de subempleo, el 64% de los parados lleva más de dos años que están sin trabajo, y ello con la tasa de actividad que España tiene. El problema es simple: no hay demanda de trabajo para absorber la población activa existente, por lo que España está condenada a tener una tasa de desempleo estructural muy, muy elevada: de entre el 16% y el 20%, según diferentes estimaciones, cuando la situación económica se estabilice y la volatilidad caiga una vez la crisis haya concluido.
-Unos compromisos de déficit que se demuestran incompatibles con la realidad. ¿Qué sucede con las cuentas públicas de España? Pues algo tan sencillo como que los ingresos son menores que los gastos. Aumentar ingresos? Esto se consigue, o bien con una mayor recaudación proveniente de una mayor actividad, o bien aumentando tipos impositivos, o persiguiendo el fraude fiscal, o bien con una combinación de las tres vías anteriores. Pero aumentar los ingresos tiene consecuencias en la competitividad española basada en los costes; lo que queda es el recorte del gasto público.
-Una Seguridad Social insostenible. España llegó muy tarde al modelo de protección social: en la década de 1980 y, cuando llegó, tardó en universalizarlo. Hoy en España la Seguridad Social se nutre de las aportaciones que empresas y trabajadores realizan, por eso el problema es doble: ingresos insuficientes y crecientes gastos. Al presupuesto de ingresos correspondiente a 2015, el gobierno presupuestó un crecimiento del 6,18% en los ingresos de la Seguridad Social del año; sin embargo, el 30 de septiembre sólo habían crecido el 1,08%; en el presupuesto de 2016 el gobierno ha ido más allá y ha previsto un aumento de los ingresos de la Seguridad Social del 6,7%. Por lo que, cuando se agote la caja de reserva de las pensiones...
-Una parte de la población que o bien ya se encuentra excluida, o tiende aceleradamente hacia la exclusión. Actualmente en España la riqueza se distribuye así: el 10% de la población controla el 88% de la riqueza y el 90% de la población controla el 12%. La cosa se complica cuando a los datos anteriores se añade la tasa de exclusión social, la tasa que en España alcanza un nivel del 29,2%. Con un desempleo de récord, con una subempleo galopante, con unos salarios congelados tras las caídas experimentadas en los años pasados, y con una legislación fiscal que no favorece el aumento de la presión fiscal entre las rentas altas ni la persecución intensa del fraude fiscal, la situación de amplios colectivos es verdaderamente preocupante.
-Una Administración territorial que no responde en absoluto a cuestiones económicas ni a razones técnicas. La financiación de las comunidades autónomas, según lo dispuesto en la LOFCA, lejos de analizar la viabilidad económica de las comunidades antes de crearlas y las posibilidades que pudieran financiar las competencias que se les quería transferir, estableció un sistema por el que las comunidades que más PIB generaban y con mayor PIB potencial, más les era detraído por la Agencia Tributaria y entregado a las que menos generaban y menor potencial tenían. Y así seguimos.
-Un sistema fiscal perverso que combina una presión fiscal reducida con un nivel de fraude fiscal muy elevado que, como consecuencia, origina una crónica insuficiencia recaudatoria en un entorno de un muy elevado nivel de economía sumergida.
-La dependencia, de las previsiones gubernamentales, de factores sobre los que España no puede influir nada: bajos precios del petróleo, tipos de interés muy reducidos, depreciación del euro. ¿Cuánto durará todo esto?
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