Un valenciano se atreve a decir España nos roba...
Venga, poco a poco...
Hay que recordar que Els Països Catalans son expoliados en más de 25.000.000.000 de euros al año. Si los valencianos se hartaran de España como Catalunya, esto no lo pararía nadie, sería la desmembración total de ese país inventado.
Quien piense que los valencianos tocarán el paraíso sólo con la expulsión de la Generalidad de un gobierno ineficaz, corrupto y malgastador está muy equivocado. El problema valenciano, el principal, no es el PP. Ni los más de 100 cargos de ese partido imputados. Ni siquiera la grotesca apuesta por los grandes eventos desde los gobiernos de Eduardo Zaplana acá.
El problema valenciano es otro y muy grave. El maltrato sistemático de Madrid, de España. Esa es la tesis de financiación valenciano. De la sumisión al cambio necesario, un libro que explica con elocuencia, pedagogía y medida no exenta de firmeza como, de no cambiar el actual estatus, el futuro de la Comunidad valenciana no puede ser sino negro.
Los datos presentados por el autor del libro, Vicent Cucarella, son contundentes. La Comunidad Valenciana es pobre pero aporta al estado más de lo que recibe, el estado la discrimina a la hora de invertir desde hace más de 110 años y no tiene ayudas o subvenciones a diferencia de otras autonomías. En resumen, los valencianos están "siendo expoliados".
La solución, advierte Cucarella, no será fácil. El estado todavía gasta más de lo que ingresa y tiene una deuda de más del 100% de la riqueza del país, el famoso PIB. No tiene, hoy por hoy, más dinero para repartir. Recibir más aquí significa destinar menos allá, con las dificultades políticas que ello conlleva.
No hay otro remedio, de todas formas. Tras el "servilismo" de PP y PSPV, los partidos que han gobernado la Generalitat, es el momento de "anteponer la valencianidad a los intereses de partido". Cucarella, experto que ha hecho informes para Las Cortes Valencianas o la patronal AVE sobre financiación, mujer algunas fórmulas, técnicamente viables pero políticamente difíciles. Ahora toca elegir: frenar o, como dice el himno, seguir con el poco rentable "ofrecer nuevas glorias a España".
"La financiación valenciana. De la sumisión al cambio necesario" es un libro de la editorial Bromera escrito por Vicent Cucarella, técnico en investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. La obra se presenta el 23 de febrero a las 19 horas en el aula magna de La Nau, el centro cultural de la Universidad de Valencia.
Entrevista en vilaweb:
-Habéis hecho un libro muy didáctico y comprensible sobre las finanzas públicas valencianas. ¿Qué interés tiene el ciudadano, en esta cuestión?
-Considero que es importante que el ciudadano esté informado sobre estas cuestiones. Teniendo en cuenta cuáles son las competencias de cada administración, resulta que la esencia del estado del bienestar es prestado por las comunidades autónomas. Educación, sanidad, servicios sociales... La prestación de estos servicios depende directamente de cómo se financia la Comunidad Autónoma correspondiente. Entonces, saber si hay una financiación correcta y justa es fundamental para poder valorar el servicio prestado y la responsabilidad de las deficiencias. Sería preocupante que el ciudadano no viera como seyo este debate.
-¿Por eso ha hecho este libro?
-Yo Estoy acostumbrado a escribir informes, artículos académicos y estudios. Y pienso que esta información debe traspasar este ámbito para entrar en el debate ciudadano de una manera más natural. Hasta ahora, el debate sobre la financiación se ha mantenido en el ámbito académico y político. El ciudadano tiene que ver que le remueven el bolsillo y el estado del bienestar. Por eso hice esta apuesta por un libro mucho más divulgativo. Es una cuestión que debe interesar a todos los valencianos al margen de la ideología política de cada uno. Yo miro de hacer un análisis técnico y no política. Con datos, pero en un tono didáctico.
-¿A qué atribuís que el País Valenciano, les Illes y Catalunya sean las comunidades más perjudicadas por el sistema de financiación, además de Madrid, que se beneficia de la capitalidad?
-A Ver. Yo no sé si hay que pensar mal o no. Las balanzas fiscales tienen mucho que ver con la forma en que funciona el sistema de financiación, pero también por una historia larga. Yo me he centrado en el caso de la Comunidad Valenciana, no en les Illes ni en Catalunya. La problemática puede ser muy parecido. Aquí, cuando comienzan a transferirse las competencias, ya se acompañan de una financiación insuficiente. El estado centralista no está igualmente desarrollado en sus territorios. Nos llegaron unos servicios menores con una financiación menor. A partir de ese momento se fueron construyendo una serie de inequidades en el sistema de financiación que no se acaban de resolver nunca. Es una dinámica muy difícil de romper.
-La Balanza fiscal no es sólo la financiación...
-Exacto. Son más cosas. ¿Por qué hay una presencia pública menor? ¿Por qué se hacen menos inversiones aquí? ¿Es una estrategia de maltratar este territorio? Quiero pensar que no. Aquí ya tuvimos un diseño radial de las infraestructuras ... Sólo hay que ver como tenemos la cuestión del ferrocarril. ¿Qué pasa con el corredor mediterráneo? Es una infraestructura necesaria y lógica que en cualquier estado ya sería hecha. Todo esto también forma parte de la balanza fiscal.
-¿Hay algo que no sea culpa del estado centralista?
-Sí. Así como el sistema de financiación y la falta de inversiones se puede imputar a un mal diseño del estado, hay un tercer componente que tiene más lógica. Aquí tenemos una población menos envejecida que la media de España. Y por lo tanto, es lógico que pesan menos las pensiones por jubilación que en otros territorios. La balanza fiscal también nos es deficitaria por ello. También tenemos unos salarios inferiores al promedio estatal. Por eso, cuando nos jubilemos, tenemos unas pensiones menores. Estas cuestiones pueden decir que son perjuicios lógicos del sistema. Dicho esto, también podemos criticar que aquí no se haya hecho ningún plan de reactivación económica ni de prestaciones específicas como se hizo con los subsidios del PER en Andalucía o con la reconversión y las pre-jubilaciones del sector de la minería en Asturias y la cuenca de León. En Valencia, con un sector agrícola importante, no hemos tenido ningún PER ni nada parecido. Algunas comunidades autónomas han conseguido unos planes específicos que nosotros no hemos tenido.
-El País Valencià es el único territorio 'pobre' que es contribuidor al sistema de financiación. Esto no tiene sentido.
-No Hay ninguna razón lógica que lo justifique. Se explica por estos tres aspectos que hemos comentado. Es ilógico e injusto. Estamos acostumbrados a oír que el Principado se queja por el déficit fiscal. Y tienen razón de hacerlo. El debate sería qué grado de solidaridad debe haber entre territorios. Pero dentro del sistema es lógico que el Principado aporte en su condición de comunidad más rica que la media. Lo que no es lógico es que los valencianos aportamos más que recibimos. Tenemos un déficit fiscal de aproximadamente el 2% del PIB, unos 2.000 millones de euros. En cambio, deberíamos estar entre 5% del PIB y el 10% de superávit. Esto son entre 7.000 millones de euros y 8.000 millones. La diferencia es bestial.
-Este Déficit fiscal no es ninguna novedad. Esto ya viene de lejos. En el libro cite un texto de 1915 que ya lo denuncia.
-De Hecho, el famoso Tomás Trénor hizo la memoria de la exposición regional valenciana con un comentario que decía que Valencia era la Cenicienta de España. De eso hace más de un siglo. Ahora podemos calcular con más información. Pero esto se remonta a muy atrás. Por lo que sea, Valencia siempre ha recibido un trato desfavorable de España. En España, se nos ha dado esta imagen de 'levante feliz', donde se vive bien, aportamos, no pasa nada y no nos quejamos. Incluso, esta idea de que los valencianos somos muelles; que lo aceptamos todo con facilidad. Yo no sé si hasta ahora lo hemos aceptado todo o no, pero ya sería momento de no aceptarlo. Por eso el subtítulo del libro: 'De la sumisión al cambio necesario.' Ya es hora de cambiar. ¡Ya está bien!
-¿Creéis que ciudadanos y empresarios comienzan a plantarse?
-Empecemos Ver esto. No digo que ya lo tengamos. Pero empiezan a cambiar algunas cosas en esta dirección. Antes del 2012, los empresarios siempre apoyaban al gobierno del momento. Nunca se habían pronunciado en un sentido contrario a los intereses del gobierno. En 2012, la Asociación Valenciana de Empresarios nos encomendó un estudio sobre la financiación en el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Por primera vez, empezamos a hablar de esto que explique en el libro. Y tuvimos rebatir esta idea de que los valencianos estamos muy mal porque somos un desastre en la gestión pública y porque hay un gran despilfarro de recursos públicos.
-De despilfarro, también los hay y perjudica las finanzas.
-Sí, Por supuesto. Yo también cuestiono muchas de las cosas que se han hecho en la Generalitat. Pero hay que sopesar esto. La corrupción y el despilfarro ha perjudicado las finanzas públicas, pero la deuda tan elevada proviene principalmente de la mala financiación y el déficit fiscal. Todo suma, ciertamente. Pero hay que repartir las responsabilidades correctamente. Cuando no tienes dinero, aunque es más grave gastarlos en barbaridades. Pero cada cosa en su medida. No se trata de hacer un favor al gobierno. Yo miro de exponer la realidad de las cifras de la financiación.
-Así que los empresarios empiezan a entender el problema...
-De Entrada se hizo ese estudio y lo hicieron suyo en la reivindicación de una mejora de la financiación. Y ahora hace pocos meses han encargado otro sobre el déficit en las infraestructuras. El empresariado se mueve. Y eso es importante. Además, el interés por esta reivindicación ya la comparten los empresarios, los sindicatos y prácticamente todos los partidos, también los extraparlamentarios. El mensaje de la infrafinanciación del País Valencià ha comenzado a arraigar fuerte. Debemos continuar insistiendo.
-Con el libro, quiere contribuir a hacer este camino de concienciación.
-He procurado ir por ese estrecho camino que hay entre el rigor en los datos y la capacidad de hacer divulgación. Es muy difícil porque si pones demasiados datos puedes resultar pesado, y si no aportan te pueden acusar de decir cosas injustificadas. He vigilado de no levantar prejuicios de ningún tipo. Por ejemplo, en la cuestión de la denominación del país. Si dices 'Comunidad Valenciana' eres oficialista. Si dices 'País Valenciano' eres nacionalista. Si dices 'Reino de Valencia', eres regionalista. Pero en el libro siempre hablo de 'Comunidad Valenciana'. He procurado seguir la línea oficial para que nadie dejara de leer el libro porque la etiquete como al discurso de un nacionalista que quiere la independencia '. No es eso, ¿me entiendes? Quería evitarlo porque considero que el problema de la infrafinanciación es transversal a cualquier ideología. El libro no pretende tener carga ideológica. Si después de leerlo, alguien llega a la conclusión de que España nos roba, que sea porque los argumentos le han convencido.
-¿Qué solución propone para resolver el problema?
-Hay Que esta voluntad de cambiar el sistema de financiación para evitar esto que nos pasa a los valencianos sea compartida por todas las fuerzas políticas y que se tenga la complicidad de la sociedad, empresarios, sindicatos y todos los agentes posibles. Es complicado cambiar este sistema para que cada comunidad defiende sus intereses y se han creado dinámicas que parecen imperturbables. Es muy difícil. Por eso insisto en que la sociedad valenciana debe ir unida a negociar. Si hay divisiones, el mensaje no será lo suficientemente potente. Si se visualiza la unidad en esta reivindicación, no podrán hacer ver que no tenemos nada que decir. Hay que ver también el ejemplo catalán.
-¿Cuál es el ejemplo catalán?
-No haber reaccionado a tiempo a un clamor para una mejor financiación de Catalunya, ha abierto camino a un sentimiento más fuerte del soberanismo. Estas cosas los valencianos las tenemos que saber aprovechar. Aquí estamos lejos de la situación de Catalunya. Pero hace cinco años en Catalunya nadie podía imaginar que ahora estarían como están. En el momento que el mensaje sobre la financiación arraigue, veremos como se canaliza en el terreno político.
Los valencianos son los mas tontos de España, y con diferencia (Perdoname Vicent Partal). Sólo unos pocos tienen mas de una neurona, pero la mayoría solo tienen una, y sólo la usan para aguantar una bandera Española. Merecen lo que les pase cuando nos larguemos.
ResponderEliminarSant Andreu
ResponderEliminarCelebro la publicación. No obstante, los que se han dado cuenta de la situación de la Comunidad Valenciana tienen por delante una labor faraónica de informar a sus paisanos y desmentir la prensa mesetaria.
OSOVAN
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. A los valencianos les han impuesto un régimen a lo Corea del Norte pero en versión caspa ultraderechista, haciéndoles creer que desde hace 30 años hay diez divisiones paracaidistas catalanas dispuestas a caer sobre el levante armados con pa amb tomàquet i butifarras. Madrid se sirve de algunos golfos locales disfrazados de políticos que traicionan a su tierra y a su propia lengua para hacer perpetuar Valencia como un mero un satélite madrileño, y así siguen, prohibiéndoles toda información proveniente de un pueblo que nada hostil tiene hacia ellos y conminándoles a atizar un odio hacia Catalunya de tintes ficticios, esperpénticos y surrealistas que ni en los sueños más lúbricos de un esquizofrénico paranoide podría tener el más mínimo asomo de credibilidad.
Es una situación que borda lo orwelliano y ya va siendo hora de que los valencianos despierten, porque además ni les llenan las arcas como compensación; para colmo se las esquilman igual que hacen con Catalunya.
¡Ei! Osovan, has vuelto con las pilas cargadas.
ResponderEliminarMe alegro de volverte a leer.
OSOVAN
ResponderEliminarYa sabes, Jordi, parezco el Guadiana pero siempre ahí
:)