Solo el 10% del Ejército, listo para combatir. El 50% de sus instalaciones está en desuso y sin personal...

La verdad, no sé como podrían controlar a los 900 pueblos de Catalunya...


Las Fuerzas Armadas españolas se enfrentan en 2014 a su año más difícil. Y no porque deban acometer una misión especialmente arriesgada. Al contrario, España está reduciendo su presencia militar en los teatros de operaciones más peligrosos, como Afganistán o Líbano. Las nuevas operaciones, en Mali o la República Centroafricana, requieren contingentes más reducidos y dedicados básicamente a tareas de instrucción o transporte.

El problema es que los persistentes recortes presupuestarios de los últimos años “han tocado hueso”, según un mando militar. Ya no se trata de una escasez coyuntural, que pueda sortearse tirando de reservas o aplazando lo menos urgente. Las restricciones seguirán a medio plazo y la estructura actual es insostenible.

Ante esta situación, el Estado Mayor de la Defensa ha puesto en marcha un plan destinado a garantizar la operatividad del núcleo de las Fuerzas Armadas, la llamada Fuerza Conjunta, a la que se primará en la asignación de recursos escasos. Se trata de evitar que los ejércitos se conviertan en una “estructura hueca”, inservible cuando se la necesite, según el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Fernando García Sánchez. En palabras del ministro de Defensa, Pedro Morenés, “más vale tener un 10% al 100% que un 100% al 10%”.

Hasta ahora, la falta de recursos se ha suplido con los fondos destinados a las misiones en el exterior, que se financian al margen del presupuesto ordinario con una partida ampliable que en 2013 ha rozado los 800 millones. Estas misiones no solo han servido para mejorar la imagen del Ejército o el prestigio internacional de España, sino para que las unidades que participaban en las mismas recibieran un intenso entrenamiento, completasen sus plantillas y cubrieran sus carencias en equipos y pertrechos. Los blindados antiminas RG-31 o Lince se han comprado con ese dinero extra.

Pero las grandes misiones internacionales se acaban. El contingente en Afganistán se ha reducido en un 73% (de 1.400 a 375 soldados) en un año y el de Líbano en un 48% (de 1.100 a 578) en dos. Seguirán en ambos países las tropas españolas, pero ya no serán grandes unidades, como la Legión o la Brigada Acorazada, las que se turnen cada dos o tres años. Es cierto que el coste total de las misiones internacionales se ha mantenido en 2013, e incluso ha aumentado en 24,4 millones, pero ello se ha debido a la necesidad de financiar el monumental repliegue de Afganistán. En 2014 esta partida (la 228) deberá reducirse drásticamente.

El plan de Defensa pasa por concentrar los recursos en una fuerza de acción conjunta.
De la Fuerza Conjunta formarán parte aviones de caza y transporte, fragatas o unidades blindadas y de operaciones especiales, pero no serán siempre las mismas; cuando un buque esté en dique seco por avería o mantenimiento lo sustituirá otro de las mismas características.

Tampoco se trata de que toda la fuerza se movilice a la vez: compondrán un cesto del que se seleccionarán unos u otros elementos en función de la misión de que se trate: de la evacuación de residentes en un país en conflicto a la interposición entre dos bandos enfrentados. Sin desatender la defensa del territorio.

La Fuerza Conjunta contará en total con unos 10.000 militares. Es decir, en torno al 8% de los 123.000 que hay ahora o el 9% de los 110.000 que el propio Morenés ha fijado como suelo para el futuro. La cuestión es: ¿qué pasará con todos los demás?

Malos tiempos para la armada. Submarino desmantelándose en Vinaròs.

A todo eso...

Defensa ahorrará 15 millones al año con el cierre de 86 instalaciones hasta 2017.

Defensa espera ahorrar 15 millones de euros anuales con el cierre de 86 instalaciones militares en los próximos tres años, según la propuesta de racionalización y utilización eficiente de su patrimonio inmobiliario (Prepidef), que ha presentado en el Senado el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles. En su mayoría se trata de subdelegaciones provinciales, aunque también incluye el hospital de San Fernando (Cádiz) y algunas residencias militares. Los traslados de personal y adecuación de sus nuevos alojamientos requerirán una inversión de 40 millones. En una segunda fase, a partir de 2017, se cerrarán otras 77 instalaciones, con un ahorro anual de 37 millones, aunque la inversión necesaria es muy superior: 807 millones.

El inventario inmobiliario del Ministerio de Defensa incluye 1.046 propiedades, aunque más de la mitad (608) carece de personal y el 50% está en desuso; pese a lo cual absorben recursos para su mantenimiento. El 80% del personal se concentra en un 20% de las dependencias y se dan casos de inmuebles de 2.000 metros cuadrados donde solo trabajan tres personas.

En la fase preliminar del plan Defensa ha identificado 358 instalaciones que se consideran innecesarias y que podrían pasar de inmediato al Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa (INVIED), que ya dispone de 8.170 inmuebles (de los que 6.905 son viviendas) para su enajenación. Argüelles no ha dado ninguna estimación sobre los ingresos que podrían obtenerse con la venta de inmuebles, pero el plan completo supone la liberación de unas 7.000 hectáreas: el 20,6 del suelo urbano que tiene Defensa y el 4,5% del rústico. La ejecución de la segunda fase del plan está sujeto, no obstante, a que Defensa defina su modelo institucional, de enseñanza y acción social; incluido el posible cierre de la Academia de Suboficiales de Talarn (Lleida).

Piscina de la abandonada Escuela de Transmisiones y electrónica de la Armada en Vigo.