El mensaje de Rajoy fue claro.

Ya escucharon a Rajoy, no habló de suspender nacionalidades, ni de enviar tanques... Su discurso fue el del miedo.

Rajoy, aunque parezca tonto, como mínimo, sabe que el proceso hacia la libertad de Catalunya no lo para nadie, su último recurso es el del miedo y la ignorancia.

Una vez más, tengo que recordarle al presidente de los españoles que no hay ningún artículo ni tratado de la UE que hable de expulsar a un país o región (ni siquiera de la zona euro). Sólo existe el artículo 50 que trata sobre la baja voluntaria de un país, un proceso que duraría 2 años.
Unos dos años en los que, la propia España, solicitaría la entrada de Catalunya dentro de la UE, la deuda soberana española es imposible de pagar sin Catalunya, por lo tanto, los catalanes deberíamos hacernos cargo de un 20% de esa deuda... pero este es otro tema.

Volviendo al tema del principio, Rajoy nos dijo a los catalanes, en otras palabras, lo siguiente:

-Catalanes, mientras paguéis vuestros impuestos, y os dejéis robar, tenéis mi aceptación. Eso sí, sin quejaros que vuestra lengua la convirtamos en dialecto y que no invirtamos nada en Catalunya.

-Además, os toleraremos siempre y cuando no os enfadéis cuando os llamemos nazis o boicoteemos vuestra presencia internacional, tanto en organismo culturales como en deportivos. O sea, si sois unos piltrafillas podréis seguir siendo españoles y europeos...

-Pero si queréis la independencia, haré todo lo posible para que seáis miserables y nadie os quiera. Boicotearé vuestro ingreso en todos los organismos en los que pretendáis entrar y disfrutaré de vuestra pobreza y viaje hacia la nada.

En fin, no hay mucha diferencia entro los dos supuestos... pero Rajoy nos dijo que el pasado no cuenta, que todos estos años que hemos aguantado perrerías, hemos pagado impuestos como los demás y que hemos ayudado a conseguir los éxitos deportivos que tiene España se perderán en el olvido y se instalarán en el odio en el caso que queramos marcharnos. Es más, hará todo lo posible para que seamos unos parias.

Muy agradecido, sí señor.
Gracias por nada, Rajoy.