Sí señor, a Artur Mas le metieron la puerta en las narices por pedir un pequeño pacto fiscal.
Y, mientras a todos los catalanes se les ha castigado con los presupuestos más expoliadores de la historia de la humanidad, Urkullu y Rajoy dándose el filete.
Con discreción negocia el Gobierno vasco con el Ministerio de Hacienda el desbloqueo del Concierto Económico, temeroso de que el proceso soberanista en Catalunya y el rechazo de Mariano Rajoy a facilitarle el ‘pacto fiscal’ acabe por perjudicar las arcas vascas. En el envite, el País Vasco se juega 800 millones, por ende, España.
El consejero de Hacienda vasco, Ricardo Gatzagaetxebarria, mantuvo una entrevista con Cristóbal Montoro para desatascar el Concierto Económico, bloqueado desde hace tres años (España ingresando menos y no pasa nada), y despejar así el panorama presupuestario en una comunidad que todavía tiene pendientes de aprobar sus presupuestos para 2013, presentados ayer en el Parlamento foral. En este envite, Iñigo Urkullu se juega 800 millones de euros más para las vascongadas.
En la negociación del cupo, la cantidad que el País Vasco paga a la Administración central para sufragar las competencias propias del Estado que no pueden ser transferidas como Defensa, Asuntos Exteriores o la Corona, las dos partes mantienen una diferencia contable de 800 millones de euros que deriva del quinquenio 2007/2011 y de la herencia dejada por el anterior lendakari, Patxi López. Esta comunidad debe pagar el 6,24% de la renta estatal, un cálculo que debe ajustarse anualmente dependiendo de la evolución de los impuestos no concertados, de otros ingresos y del déficit ( o sea, un pacto que nadie sabe nada, sólo España y sus señores feudales los vascos...) El año pasado, se presupuestaron pagos por importe 546 millones de euros.
En la negociación del cupo para el próximo quinquenio hay en juego una diferencia de 800 millones de euros y ninguna de las partes, de momento, cede (el mismo trato que Artur Mas, que simplemente fue NO)
Según fuentes nacionalistas, el Ejecutivo vasco está negociando este problema con la máxima discreción y sin prisas. En primer lugar, porque su comunidad disfruta de un modelo de financiación privilegiado, que nace del propio Concierto, y sería una irresponsabilidad ponerlo en peligro haciendo el juego a Catalunya.
Iñigo Urkullu sabe que si este conflicto se airea demasiado se le puede terminar regalando un balón de oxígeno gratuito a Artur Mas (ya ven, los amigos vascos...), en un momento en el que su reivindicación de un ‘pacto fiscal’ similar el vasco está sirviendo de bandera al proceso por la libertad.
En segundo lugar, la negociación va a ser larga porque la actual prórroga del cupo no es un problema grave para el País Vasco (claro, pagan menos y punto), más bien al contrario: mientras se mantengan como referencia los flujos financieros que se tuvieron en cuenta en 2007, cuando todavía no se le había visto el rostro a la recesión, la metodología utilizada para su cálculo seguirá siendo ventajosa para el lendakari ya que con la tesorería del Estado tan debilitada y con Catalunya abrazando la soberanía política y fiscal, cualquier solución apresurada sería claramente perjudicial para Euskadi.
El PNV no quiere airear la negociación para evitar que Catalunya refuerce su ofensiva a favor del 'pacto fiscal' y termine perjudicando así al País Vasco. Ya ven, todos somos iguales en España.
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