Como el Antonio Herrero, la TDT party se ahoga en sus propios vómitos.
Libertad Digital, la televisión de Federico Jiménez Losantos, no era viable económicamente, por lo que sus accionistas asumían que su proyecto televisivo tenía los días contados. Tras muchos meses de negociaciones con diferentes grupos de comunicación, Jiménez Losantos finalmente ha podido deshacerse de las licencias de Televisión Digital Terrestre (TDT) que Esperanza Aguirre le regaló en el año 2006.
Conviene recordar que el propio Losantos reconoció que a su grupo mediático le podía faltar “alpiste” en un contexto en el que los principales canales de televisión conservadores se estaban viendo obligados a suspender sus emisiones. Tanto es así que de las ocho frecuencias que Esperanza Aguirre concedió en 2006 a sus medios más afines, sólo tres continúan emitiendo.
En su día, el Partido Socialista denunció que Aguirre había procedido al reparto de frecuencias de la TDT como si fuera “su cortijo”, yendo a parar todas ellas a “entornos políticos y círculos de confianza del Partido Popular”. Cabe recordar que los grupos agraciados por Esperanza Aguirre fueron Libertad Digital, 8 Madrid (propiedad de Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid y uno de los empresarios que aspira a hacerse con el control de Telemadrid), Kiss FM (del empresario Blas Herrero), Ver T (propiedad del Grupo Antena 3), EM2 (el canal de televisión del diario El Mundo), Popular TV (cuyo máximo accionista es la Conferencia Episcopal), e Intereconomía TV (de Julio Ariza).
Una programación desastrosa
De todas ellas, a día de hoy sólo siguen emitiendo 8 Madrid (centrando su programación en la redifusión de películas y serios de los años ochenta y noventa), Ver T (que únicamente emite espacios televisivos que fueron retirados de la parrilla de Antena 3), y Kiss FM (donde sólo tiene cabida la emisión de videos musicales). El resto de frecuencias han sido alquiladas a profesores de inglés (como es el caso de EM2), a espacios de la teletienda (como ocurre en la frecuencia de Intereconomía Business), o a canales de temática religiosa (en beneficio de 13TV y Enlace TBN).
Sin rastro de información local
Lo más llamativo es que en el pliego de condiciones del que Esperanza Aguirre se sirvió para adjudicar estas condiciones, se establecía el compromiso de que estas cadenas de televisión debían dedicar el grueso de programación a contenidos locales. A día de hoy, ninguno de estos canales dedica un solo minuto a analizar la actualidad política y social de la Comunidad de Madrid.
Ni pluralidad ni viabilidad
Supuestamente, para proceder a la adjudicación de las frecuencias, el Gobierno de la Comunidad de Madrid también valoró la pluralidad de la oferta informativa, la viabilidad económica de los proyectos y la creación de empleo de los grupos mediáticos que optaban a las licencias. Como prueba de la seriedad con la que se efectúo el reparto, basta con observar la valoración que en su día obtuvo Libertad Digital, la empresa que consiguió la nota más alta en el apartado de “pluralidad de la oferta informativa” y del que se ensalzaba su “muy completa y variada” parrilla de programación.
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