No fueron por miedo a ser mal tratados, incluso empieza a haber gente que teme por la "salud" de los gobernantes catalanes si se acercan a Madrid...
Un periodista de TV3, afincado en Madrid, relata lo que vió el día que la pobre consellera Rigau se atrevió ir a Madrid.
Una mirada vale más que mil palabras... |
UNA TARDE PARA OLVIDAR O PARA TENER MUY PRESENTE.
Los periodistas no somos nunca noticia, por tanto, agradeciendo el interés de algún medio, no he creído conveniente hurgar en las consecuencias y los detalles vividos en la convulsa reunión de ayer de la Conferencia Sectorial de Educación. Otra cosa es un corto comentario "en casa", en 324.cat, sobre el que vivimos anoche en la sede del Ministerio de Educación y que yo califique al Twitter como "uno de los días más tensos, como catalán, en Madrid ". Añadía en la red que "he visto y he oído cosas que no había presenciado ni escuchado nunca", y es cierto. Las cosas, las relaciones España-Catalunya, están en un punto desconocido y que lejos de mejorar van empeorando.
La sensación vivida la tarde de ayer en ese Palacio de la calle Alcalá de Madrid viendo que dos altos funcionarios del ministerio empujaban, no físicamente pero sí presionando desde la distancia la consejera Irene Rigau para marchara, y la vigilaban molestos porque estaba una rato más en el vestíbulo hablando con unos periodistas, me preocupó y alarmó muchísimo. Era una traducción de una mala reacción, de la incomodidad que le representaba en España que una discrepancia política se expresara abandonando una reunión. He visto muchas cosas en Madrid, en aquel ministerio y en muchos otros, en la Moncloa ya la Zarzuela, al Congreso y al Senado, pero ayer traspasaron mi imaginaria línea roja y en algunos momentos no pude morder la lengua .
Hubo momentos de caos, porque eran mucho los medios que querían conocer las razones de Rigau, y la consejera se mostró dispuesta a atender todos, no tenía prisa, pero la actuación de algunos personajes del "ministerio" torpedeando cualquier solución, empeoró mucho el ambiente. En medio hicimos una entrevista en directo por 3/24 en la consejera, lo que indignó algunos periodistas, no porque fuera un canal de 24 horas de noticias, sino porque era de Catalunya, y aquello era para ellos "intolerable" y suponía un desprecio al resto de españoles. En fin, un estado de ánimo, más bien de animadversión, que desde hace unos meses ha sobrepasado las tertulias y las portadas de algunos diarios para arraigar más en la sociedad madrileña. Y no es sólo la espuma de unas horas de tensión, también es, o empieza a ser, una posición de fondo y eso antes no era así.
Del contenido de las posiciones políticas tenéis información a los medios ayer y hoy. El 3/24, además de la entrevista con la consejera-menos de diez minutos-transmitió en directo la rueda de prensa del ministro Wert,-cerca de media hora-lo digo por los manipuladores de turno que nos acusan de falta 'imparcialidad. Decía que de las palabras del ministro me quedé con dos cosas: el desprecio a una pregunta molesta de una compañera a la que se dirigió como "señorita" (en ningún compañero periodista le dijo "señor") y la sinceridad del titular de educación en admitir que la parte de la ley sobre el catalán se hace para que se cumplan las sentencias que un diario de Madrid dice que no se hace.
Una tarde para olvidar, o para tenerla muy presente.
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