Aunque parezca mentira estas fueron sus palabras en la editorial del domingo de el periódico El Mundo.
Bajo el título «No tenéis otro remedio que reformar la Constitución»
"El jefe del Gobierno ha dicho que el proyecto independentista de Mas es
«un torpedo en la línea de flotación del bienestar» y su ministro de
Justicia ha llegado a alegar que la propia España sería incapaz de
mantenerse en el euro si Cataluña la abandonara. O sea que va a ser que
no. Sólo puede ser que no. Cualquier iniciativa soberanista que venga de
los parlamentos catalán o vasco tendrá que ser rechazada por el
Congreso con la misma contundencia que lo fue el plan Ibarretxe; y todos
los medios legales -todos- deberán ser empleados si quienes acaban de
tachar al ministro Wert de «preconstitucional» se declaran
unilateralmente «postconstitucionales», como detalló anteayer Mas.
Pero es evidente que la democracia española no puede limitarse a decir
una y otra vez que «no» sin cambiar las circunstancias que han hecho
crecer el independentismo catalán y vasco, pues podría terminar
ocurriendo que sucesivas elecciones elevaran la mayoría actual en pro de
la autodeterminación hasta un 70% o un 80% que, consolidado en el
tiempo, haría moralmente insostenible la aplicación de los preceptos
legales.
Urge salir al encuentro del problema y no existe otro instrumento -si
alguien lo conoce que lo diga- sino iniciar un proceso de reforma
constitucional que sirva a la vez para reforzar los poderes del Estado,
reducir el coste del modelo territorial y diferenciar a Cataluña, el
País Vasco y Galicia del resto de las autonomías o regiones. Si el PP y
el PSOE se ponen de acuerdo y la UE hace ver a los nacionalistas que
fuera de los actuales Estados miembros no hay salvación, debería ser
posible acometer una negociación seria y realista con partidos como CiU y
PNV.
En esa negociación estarían sobre la mesa la financiación y las selecciones deportivas pero también la enseñanza en español y la lealtad
institucional. Si la negociación fracasa seguiríamos como hasta ahora,
sólo que más cargados de razón, y si tuviera éxito desembocaría en una
España unida pero asimétrica, como lo es en realidad. Eso permitiría
llevar a referéndum un proyecto de reforma constitucional que obtuviera
un apoyo popular parecido al de 1978, zanjando durante varias
generaciones la cuestión".
O sea, que ahora ya es bienvenido un pacto fiscal y las selecciones deportivas. Quizás un poco tarde ya, demasiado déficit y demasiado boicots en federaciones interancionales.
Pedro J. Ramírez está asustado, normal...
Pedro Jota sabe que la España residual sería África, ahora quiere un cambio constitucional, un sistema asimétrico para contentar sobre todo a catalanes. ¡Y todo el odio esparcido qué? Demasiado tarde. Por cierto, alguien debería decirle que se depile las orejas...
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