La industria del miedo
El miedo ya no es un sentimiento: es una industria. De infligir temor en vivo cada vez a más gente, como demuestra la ola de histeria que ha desatado en algunos medios la manifestación pacífica del 11-S y sus posteriores consecuencias. El espacio estrella de esta maquinaria son las tertulias de Intereconomía y otros imitadores, que son la ventana por donde sale toda la porquería que luego embadurna nuestra atmósfera política. Todo este detritus ideológico no es fruto de ninguna casualidad ni de ninguna banda de esquizofrénicos, sino que responde a una estrategia muy pensada y, sobre todo, muy rentable.
Después del turismo, la caza del catalán debe ser una de las actividades que más contribuye al PIB español: en estos momentos se disputan este espacio tres diarios de tirada nacional (uno de los cuales, por cierto, es propiedad de la empresa editora que dice que se irá a Cuenca si Catalunya es independiente), cuatro o cinco televisiones y tantas radios que ya no caben en este artículo. Todo negocio que se precie debe tener unos buenos ideólogos: capitaneados por Alejo Vidal-Quadras,cuentan con la inestimable ayuda de Fernando Savater, Arcadi Espada o Hermann Tertsch.
El último chiste de la célula intelectual que inspira la nueva yihad de la extrema derecha ha sido pedir una suspensión de la autonomía en Catalunya y, por boca de Jaime Mayor Oreja, decir que el terrorismo de ETA es «la vanguardia del nacionalismo catalán». ¿Se acuerdan de cuando el argumento contra el plan Ibarretxe era que no se podía permitir ningún planteamiento político mientras hubiera terrorismo? En Catalunya no hay, como sabe todo el mundo, ningún tipo de violencia, y a pesar de ello sigue la rabia: ergo, el terrorismo no era el problema, sino la coartada necesaria para justificar aquellos argumentos.
El poder se moja
Esta vez, la novedad es que las invectivas han traspasado el ámbito de las tertulias y han llegado al poder político: José Ignacio Wert, el ministro de Educación, y la innombrable delegada del Gobierno comenzaron ayer a hacer la competencia a los altavoces del odio. La maquinaria del miedo quiere carne fresca y ya no le basta con simples tertulianos: ahora quiere también que el poder se moje. Este odio visceral se genera siempre en seudodebates hard donde todos se dan la razón, que viven su momento culminante cuando el tertuliano de turno compara Catalunya con el Tercer Reich y comienza el festival impune de analogías nazis. Todo ello recuerda cada vez más las llamadas al odio que los hutus dirigían contra los tutsis desde aquella tristemente célebre Radio Télévision Libre des Mille Collines los meses previos a la gran masacre.
Ha llegado el momento de recordar que la violencia verbal es el paso previo a la violencia física. Detrás del negocio de los insultos radica en realidad el deseo irrefrenable y cada vez más verbalizado de un conflicto bélico. Si nadie para esta espiral, una cuestión tan importante como la de la independencia pasará a ser incluso un asunto secundario.
Y en La Vanguardia (periódico de derechas del grupo Godó)
Todas las caras del discurso del miedoY en La Vanguardia (periódico de derechas del grupo Godó)
¿Catalunya aislada y pobre? ¿Tanques por la Diagonal? ¿La Guardia Civil en Palau? Parte de España eleva el tono de sus declaraciones tres semanas después de la manifestación de la Diada
Han pasado poco más de tres semanas desde la manifestación de la Diada en Barcelona. En los últimos 19 días de septiembre y en lo poco que lleva andado el mes de octubre la llamada cuestión catalana ha centrado gran parte del debate en la política y en los medios catalanes y españoles y ha tenido notable eco en el ágora internacional.
La reacción de una parte de la sociedad española al debate soberanista en Catalunya tras el Onze de Setembre ha sido feroz. El president de la Generalitat, Artur Mas, hizo un llamamiento este lunes, día en el que firmó el decreto de convocatoria de elecciones, a obviar lo que él denominó "el discurso del miedo" procedente de España, un discurso que podría experimentar un aumento de intensidad en los próximos días ante la inmediatez de las elecciones vascas y gallegas (21 de octubre) y las catalanas (25 de noviembre).
Desde Catalunya, en las últimas tres semanas, se ha sido testigo de ruido sordo de sables, de juicios castrenses a los que promuevan la independencia, de la posibilidad de encerrar en la cárcel al President de la Generalitat y de la ruina económica de Catalunya si se independiza de España porque, sostienen algunos, quedaría excluida de la Unión Europea.
El "discurso del miedo" se ha unido a un mensaje anticatalanista al que parte de la sociedad catalana está ya acostumbrada. Se ha pasado del "quizá nos hubiera ido mejor con los portugueses y sin los catalanes" y del "no hará falta volver a bombardear Barcelona" de uno de los padres de la Constitución y ex presidente del Congreso de los Diputados, el difunto Gregorio Peces-Barba, a un "¿La independencia de Catalunya? Por encima de mi cadáver" pronunciado a finales de agosto por el Teniente Coronel de Infantería del Ejército español, Francisco Alamán Castro, quien al comprobar la reacción provocada por sus palabras admitió su sorpresa del siguiente modo: "No esperaba tanto anormal en mi patria".
Alamán, por así decirlo, dio el pistoletazo de salida declaratorio. Le siguió, tres días antes de la manifestación de la Diada (8 de septiembre), el presidente extremeño, José Antonio Monago. El de Quintana de la Serena, que este martes estuvo en Madrid, Constitución en mano, para "hacer frente" al soberanismo catalán en la conferencia de presidentes autonómicos, emuló entonces a su homólogo gallego, Alberto Núñez Feijóo, y aseguró que "Catalunya pide y Extremadura paga", declaraciones que, como algunos han comentado, "fabrican independentistas". El mensaje de Monago y Feijóo parece que iba en la línea del de María Dolores del Cospedal, secretaria general del PP, que una semana más tarde, el 15 de septiembre, dijo que no entendía que Catalunya pidiera "con una mano" la independencia y ayuda con la otra.
En estas últimas tres semanas se ha pasado del "no estamos en España para grandes algarabías" del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dedicado a los manifestantes de la Diada, a los "galgos y podencos" y "quimeras" de la cybercarta del Rey; del Catalunya es España "desde hace 500 años" del presidente de la Xunta a Rosa Díez, portavoz en el Congreso de UPyD, asegurando hace solo un par de semanas que no vería con malos ojos la supresión de la autonomía de Catalunya. Díez le pidió a Rajoy "utilizar el artículo 155 de la Constitución" en el caso de que el Govern utilizase el dinero del fondo de rescate autonómico para promover la secesión.
En los últimos 19 días del pasado mes de septiembre y lo poco que llevamos de octubre hemos pasado de las declaraciones del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, asegurando que la secesión de Catalunya es del todo inviable y contraria a la normativa comunitaria, por lo que un eventual estado catalán se situaría fuera de la UE de forma "eterna", lo que sería "letal" para Catalunya, opinión discutida esta misma semana por la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, quien ha afirmado que la independencia de Catalunya no debe significar su exclusión de la Unión Europea, al toque de atención desde México del ex presidente del Gobierno, José María Aznar: “Nadie va a romper España”.
También se ha podido leer y escuchar estos últimos días lo que cuenta el ex presidente del Congreso y ex ministro de Defensa, José Bono, quien en entrevistas de promoción de su nuevo libro, ha afirmado cosas como "hemos de evitar la independencia de Catalunya" o "me gusta vivir, pero si he de ver España rota y desintegrada, prefiero no verlo".
Alejo Vidal-Quadras, el ‘popular’ vicepresidente del Parlamento Europeo, quien opina que el modelo territorial español está formado por "diecisiete metástasis", le pidió la semana pasada a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien ya aseguró que respondería a las peticiones soberanistas de Mas “con la Constitución y las leyes”, que interviniera Catalunya con la Guardia Civil. El rechazo a estas palabras de Vidal-Quadras se ha transformado en 40.000 cartas enviadas al presidente del Parlamento Europeo, el socialista Martin Schulz.
En estas últimas semanas también se ha conocido la existencia de la Asociación de Militares Españoles, la AME, de 3.500 socios, que amenazó con llevar ante los tribunales castrenses al presidente de la Generalitat, y a todos los cargos institucionales catalanes que promuevan la independencia de Catalunya, si las Fuerzas Armadas se ven obligadas a intervenir para "garantizar la soberanía, independencia e integridad territorial" de España.
Han sido estas últimas semanas de septiembre en las que se ha podido leer en el blog del expresidente de Extremadura y secretario general del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara, que "si Catalunya se independiza deberían devolver a los extremeños que se fueron", unas declaraciones que han tenido respuesta este mismo miércoles por parte de una extremeña catalana en un vídeo de YouTube: "Nos hemos integrado y si no le gusta, que le den morcillas".
Han sido estos últimos días en los que Catalunya y España han conocido por boca del presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que "la independencia es un lastre, una prima de riesgo mala para la economía, que da mala imagen para los territorios porque suponen aranceles y fronteras que complican la vida de las empresas", una opinión que de manera involuntaria recibe el refrendo de la frase pronunciada por el empresario catalán, José Manuel Lara, el pasado 28 de septiembre: "Si Catalunya fuera independiente, el Grupo Planeta se tendría que ir".
El ex presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina también ha dado su visión sobre esta cuestión, concretamente el pasado lunes, 1 de octubre, y ha recordado que la independencia es ilegal y la Guardia Civi, no. Un día más tarde, en Barcelona, la Delegada del Gobierno en Catalunya, María de los Llanos de Luna, recordó durante la celebración del Día de la Policía, acto en el que hubo ausencias notorias de la Generalitat, que "la Constitución garantiza y garantizará la unidad de España". Y también este martes, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, afirmó que "hay algunas evidencias" que relacionan el crecimiento del sentimiento independentista en algunas comunidades autónomas "con la dirección que ha llevado el sentido educativo".
Por último, el director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, haciendo buena la Ley de Godwin, publicó este miércoles en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje, "(Sieg Heil!!) Mosaico a la catalana" en relación a la gran Senyera que recibirá al Real Madrid el próximo domingo en el Camp Nou.
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