Que un niño español le preguntará a su papá -"¿por qué se marchó Cataluña?". Y quizás, en ese momento, olvidará su odio i dirá la verdad.
-"Se marchó harta de estar 30 años pidiendo un mejor trato fiscal.
Harta de regalar el 10% de su PIB a otras comunidades que continuamente la injuriaban.
Harta de tener las peores infraestructuras del estado, hartos de pagar peaje por todo.
Harta de no poder organizarse económicamente.
Harta de no poder aspirar a tener la mitad de lo que no se les niega a vascos y a navarros.
Harta de que se le ultrajara su idioma milenario.
Harta de que el estado español nunca cumpliera lo pactado.
Harta de que en los telediarios españoles sólo salieran noticias malas desde Cataluña.
Harta de que los deportistas catalanes no pudieran competir con la bandera que quisieran.
Harta de que no se reconociera su esfuerzo.
Harta del boicot a los productos catalanes.
Incluso, harta de los robos a los clubes deportivos catalanes.
Harta de los españoles".
¿Y volverán? -dijo el niño-.
No, no volverán. Actualmente es un estado no alineado, fuera del euro, medio paraíso fiscal, con el porcentaje de I+D+i más alto del mundo y con un 4% de paro.
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