jueves, septiembre 06, 2012

Baviera como los catalanes.

Baviera, igual que Catalunya, también está hasta los cojones que los vagos y maleantes de la capital roben su dinero.

Baviera debe defenderse de una vez por todas. Ha llegado la hora de la resistencia, de la rebelión. Esta es la tesis del septuagenario Wilfried Scharnagl, que acaba de publicar un libro que reclama la independencia del estado bávaro. Como Escocia y Catalunya, pero más rico, el land con capital en Munich quiere decir basta. ¿A qué? "Al robo", sostiene Scharnagl, sobre la compensación presupuestaria interterritorial, a la "insolencia" que se mantenga como una obviedad que mientras "una gran mayoría de la población bávara esfuerza para trabajar y pagar sus impuestos en Berlín una creciente parte de la población viva de la gestión de transferencia estatal ".

Para Scharnagl, que fue durante muchos años el hombre de confianza de Franz Josef Strauss-ex primer ministro bávaro y ministro federal del canciller Konrad Adenauer-, también es inaceptable que no sólo Berlín, sino también Bruselas, exprima el economía bávara, en este caso en forma de paquetes de rescate para los países más en crisis de la eurozona.
Según los independentistas bávaros, es hora de que el land haga por fin lo que debería haber hecho en 1871: dar la espalda al imperio alemán. Su historia habría sido más bonita, sostiene el veterano precursor de la CSU, si en 1871 no se hubiera tomado la decisión de que el reino de Baviera adhiriera al centralizado imperio alemán marcado por el dominio prusiano. Todo le habría ido mejor en Baviera sin la dependencia de Berlín y sin las millonarias transferencias a lands alemanes más pobres, sostienen.
El título de la obra de Scharnagl muestra bien clara la conclusión: Baviera también puede sola. Con 12,5 millones de habitantes, casi una plena ocupación laboral y una economía robusta, este land debe prepararse un "camino constructivo y democrático hacia la independencia" que podría seguir el modelo de Escocia, razona Scharnagl. Eso sí, solidarios con la "madre Alemana" los bávaros "siempre lo serán", indica el autor, sin especificar, sin embargo, cómo.
La tesis de Scharnagl es, con todo, de una gran utilidad promocional para la Unión Socialcristiana (CSU) de cara a las elecciones regionales de Baviera de septiembre de 2013. La precampaña se ha dado por iniciada desde que los líderes de la CSU, hermanados con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel a nivel federal, han dirigido un discurso populista hacia Berlín.
La tradicional supremacía de la CSU en Baviera tambalea en las encuestas. Este partido domina el Parlamento de Munich desde 1957, pero ahora no obtendría la ansiada mayoría absoluta (45%). No sólo le amenazan desde la izquierda, sino también desde más a la derecha, con la irrupción de un nuevo partido conservador y euroescéptico, los Electores Libres, que tendrían un 10% de los votos.
Ante esta pinza, Horst Seehofer, el actual premier bávaro, no ha dudado en criticar la política europea de Merkel. Si bien ahora se ha calmado, el secretario general de la CSU, Alexander Dobrindt, es quien ha irritado la canciller al dar por segura la marcha de Grecia de la eurozona y en tachar el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de "falsificador de monedas".
La CSU se ha convertido en el principal factor de inseguridad de la coalición del gobierno federal que forman la CDU y sus hermanos bávaros con los liberales del FDP. "Son la tropa del caos", acusa la oposición socialdemócrata, un "partido fuera de control", titula Der Spiegel.
Medio gabinete de la CSU asistió a la presentación del libro de Scharnagl. Si bien Seehofer ha avanzado que "el paso hacia la independencia no se ve viable", no ha estado de alabar "la precisión del contenido y la exigencia del estilo" de la obra de Scharnagl. Poca gracia, en cambio, ha hecho a Merkel, decidida a parar los pies a sus hermanos populistas.
Dos ministros en entredicho
Dos ministros del gobierno federal alemán de la CSU están en el centro de la crítica. La titular de Agricultura y Protección al Consumidor, Ilse Aigner, está en entredicho una vez más por no haber convertido promesas en hechos. Le pasó el año pasado en la gestión de un escándalo alimentario con huevos infestados de dioxinas y también ahora presentando la enmienda a la ley de información al consumidor, que ha decepcionado todos aquellos que esperaban más transparencia. El ministro de Interior, Hans-Peter Friedrich, tiene en contra cuatro asociaciones musulmanas después de que el ministerio haya puesto en marcha una polémica campaña de publicidad contra la radicalización islamista de jóvenes.


ESTÁ CLARO QUE CATALUNYA, FLANDES, BAVIERA, QUEBEC, ESCOCIA Y EUSKALERRIA DESFILARÁN EN MADRID 2020.

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